No cabe duda que, con los tiempos que corren, la idea es excelente, aunque aún tienen que resolver varias cuestiones, como el hecho de realizar varios experimentos sobre el comportamiento de la impresora 3D en unas condiciones similares a las existentes en la Estación Espacial Internacional.
Si logran superar esas pruebas, tan sólo tendrían que enviar el material necesario para la fabricación de los repuestos (metal o plástico) y las impresoras 3D. De esta forma, cuando sea necesario reparar una pieza, los astronautas no tienen más que pedir los planos de la pieza (formato CAD) al centro de control y esperar a recibirlo.
Evidentemente, no es un proceso fácil y, según Made In Space Inc.:
Mediante este método, cualquier pieza de repuesto tendría una masa un 30% inferior a que si fuese lanzada desde la Tierra, puesto que no tendría que experimentar la fuerza de un despegue pero para ello deben completar la primera fase del proyecto.
Por el momento, ya se han realizado diversas pruebas en un avión de simulación de ingravidez, en el que, durante un periodo de dos horas, se imprimieron varias llaves inglesas en condiciones de micro-gravedad con una impresora 3D comercial. Tras estas pruebas, ya se está trabajando en el desarrollo de su propia impresora, la cual utilizará como base polímeros plásticos con el fin de fabricar piezas para la ISS in situ.
Pensamos que un tercio de las piezas necesarias en la ISS podrían desarrollarse con la impresora en la que estamos trabajando.
Si todo marcha según los planes de la NASA y Made In Space Inc., se prevé que la primera impresora 3D pueda ser enviada a la ISS en el año 2014.
Vía: Alt1040