Tras dejar atrás el santuario de Convadonga, no podemos marcharnos sin acercarnos a conocer los famosos lagos de Covadonga. Os esperan 12km de subida por una carretera bastante estrecha, llena de curvas y desniveles bastante importantes. Desde luego, no es una subida apta para gente con problemas de vértigo. Yo ya he subido varias veces, y ya he visto a más de un coche ir tremendamente despacio. De todas formas, no es tan fiera la subida como pueda parecer.
El conjunto Lagos de Covadonga está formado por dos pequeños lagos, el Enol y el Ercina. Existe un tercer lago, el Bricial, que sólo tiene agua durante el deshielo, pero también pertenece al conjunto. Existe un parking justo al final del segundo lago para evitar así la masificación de vehículos y que cada uno aparque donde quiera. Tambié, aquí mismo, se puede encontrar uno con un pequeño establecimiento donde descansar y tomar algo mientras disfruta de las vistas.
Desde aquí, se pueden realizar varias rutas a pie de corta y mediana duración por las montañas que rodean los lagos, todas ella de baja dificultad. Allí mismo encontraréis carteles explicando las rutas, su trayecto y su duración.
Cuidado con subir en invierno, por la nieve, a ver si luego vais a tener que llamar para que os vengan a rescatar, que no será al primero que le ha pasado. Además, con la nieve la carretera se vuelve bastante peligrosa, puesto que hay tramos que el borde de la carretera no tiene ninguna protección, y puedes acabar cayendo por el precipicio.