Lo que Sun-Hyuk Kim intenta hacer a través de su arte, hecho de ramas y hierro, es analizar la dimensión humana, el papel del hombre en el mundo.
El joven artista surcoreano , licenciado en escultura, logra transmitir la precariedad y fragilidad del ser humano al representarlo como un aglomerado de raíces y ramas. No hay carne, no hay sangre, no hay músculos, pero podemos percibir el alma, el aliento.
Con sus esculturas Sun-Hyuk Kim devuelve al hombre a un nivel más animal, subrayando su profundo vínculo con la naturaleza, un vínculo que a veces olvidamos pensando que somos superiores al mundo que nos rodea.
Quizás el objetivo de Sun-Hyuk Kim sea hacernos sentir pequeños, hacernos sentir la misma sensación que se tiene al mirar la inmensidad de las montañas o el mar que se pierde en el horizonte. Son obras que nos hacen redescubrir nuestra dimensión, nunca superior a otras, pero igualmente hermosa y preciosa.