Toda regla asfixia los verdaderos sentimientos y destruye
la verdadera expresión de la naturaleza.
La naturaleza es un concepto que va ligado a la belleza. Baudelaire en el texto El pintor de la vida moderna, señala que la belleza de la modernidad, según el Señor G., es: «La belleza particular, la belleza circunstancial y los rasgos de las costumbre» es decir, que la belleza es la forma en la que está constituida la ciudad, el quehacer diario, la vida parisina y la sociedad. El señor G., encuentra la belleza en la calle, en la gente, en los ambientes superficiales. En cambio Werther, encuentra la belleza en la vida alejada de las calles y de la gente y, de esa manera, la naturaleza va ligada a la personalidad o estado de ánimo de nuestro personaje, lo rodea y va evolucionando conforme evolucionan sus sentimientos. Si bien es cierto, el concepto de Baudelaire es más actual que el de Goethe, este último nos presenta a un personaje que mantiene una relación agradable con la soledad de la naturaleza, es así, que nos dice que, en torno a su viaje:
«Reina en mi espíritu una alegría admirable muy parecida a las dulces alboradas de primavera, de que gozo aquí con delicia… Cuando el valle se vela en torno mío como un encaje de vapores; cuando el sol del mediodía centellea sobre la impenetrable sombra de mi bosque sin conseguir otra cosa que filtrar entre las hojas algunos rayos hasta el fondo del santuario; cuando tendido sobre la crecida hierba, cerca de la cascada, mi vista, más próxima a la tierra, descubre multitud de menudas y diversas plantas; cuando siento más cerca de mi corazón los rumores vivientes de ese pequeño mundo que palpita en los tallos de las hojas…»
Werther vivía en una ciudad que para él era desagradable y se quejaba de la burguesía y del despotismo ilustrado. Para evadirse de todo esto huye de la ciudad a una aldea cercana llamada Wahlheim. Para Werther la naturaleza de este pueblo es bella e indescriptible y, si consideramos cómo aparece la naturaleza en Werther, advertiremos que nos enfrentamos al canon de la naturaleza en el Romanticismo, donde es siempre el reflejo de los sentimientos y las pasiones del héroe romántico.
Lo que pretenden los románticos que tengamos presente es que no somos receptores pasivos de lo que nos rodea, sino que percibimos la realidad exterior empapada de nosotros mismos: un encuentro con el yo, con ardores y conmociones. La importancia del yo. Todo lo que interesa a Werther es Werther: siente celos, quiere a Charlotte para ella, no acepta como mira Alberto a su prometida. Esta postura, que lo fuerza a vivir centrado en sí mismo, obedece a un egocentrismo notorio, y al mismo tiempo se percibe una visión elitista del mundo con elementos narcisistas, propia del espíritu romántico.
«Algún atractivo, de que no me doy cuenta, debo tener para muchas personas que espontáneamente se me acercan y se aficionan a mí; y por mi parte siento separarme de ellas y que sólo un breve rato hayamos seguido el camino. Si me preguntas cómo es la gente de este país, te diré: “como la de todos”. La raza humana es igual en todas partes».
Arte y Naturaleza cobran sentido para el romántico, ya que se encuentra en armonía con el alma del poeta, del genio, del artista, del hombre. Este hombre romántico busca su felicidad en la soledad de los bosques, en la belleza de los paisajes, de esta manera se identifica el entorno con sus propios sentimientos. «Lo que te dije el otro día sobre la pintura es aplicable a la poesía: basta con conocer lo que es bello y atreverse a expresarlo». En la naturaleza el sujeto encuentra una relación más directa con el arte, entre ellos, la literatura, la poesía y la pintura, como un fluir del genio.
La naturaleza «mueve al hombre a matar a su semejante, a comérselo, a secuestrarlo, a torturarlo; pues, en cuanto salimos del orden de la necesidad para entrar en el del lujo y los placeres, vemos que la naturaleza solo puede aconsejar el crimen» Para Baudelaire la naturaleza per se no es solo lo bello; la naturaleza es lo brutal: un animal destrozando los huesos de otro animal y siendo indiferente al hecho de destrozarlo, porque simplemente se está alimentando de él, eso es natural.
La naturaleza tiene la crueldad por sí misma -cabe recalcar que no me refiero, solamente, a la naturaleza como habitad o ecosistema sino que también, a la naturaleza humana-. Werther conoce a Charlotte y sigue describiendo la naturaleza de forma positiva y, cuando redacta sus cartas expresa lo bien que se siente cerca de esta joven que desde el principio le hizo perder la razón. Por otro lado, cuando se da cuenta de que es un amor imposible empieza a sentir y a describir a la naturaleza de una manera más romántica: paisajes tormentosos, la noche le resulta angustiosa, prefiere quedarse en casa antes que recibir el sol. La naturaleza se hace más hostil ante sus ojos, aparece como enemiga, formada por peñas escarpadas, por ríos que se desbordan, oscuridad.
«Anoche salí. Sobrevino súbitamente el deshielo y supe que el río había salido de madre, que todos los arroyos de Wahlheim corrían desbordados y que la inundación era completa en mi querido valle. Me dirigí a él cuando rayaba la media noche, y presencié un espectáculo aterrador. Desde la cumbre de una roca vi, a la claridad de la luna, revolverse los torrentes por los campos, por las praderas y entre los vallados, devorándolo y sumergiéndolo todo, vi desaparecer el valle; vi, en su lugar, un mar rugiente y espumoso azotado por el soplo de los huracanes. Después, profundas tinieblas; después, la luna, que aparecía de nuevo para arrojar una siniestra claridad sobre aquel soberbio e imponente cuadro. Las olas rodaban con estrépito… venían a estrellarse a mis pies violentamente… Un extraño temblor y una tentación inexplicable se apoderaron de mí. Me encontraba allí con los brazos extendidos hacia el abismo, acariciando la idea de arrojarme en él».
Werther prefiere la naturaleza a los espacios urbanos; naturaleza en la que se refleja la representación de Dios, y cuya belleza es capaz de apreciar su alma hipersensible existiendo en soledad. Es en el sentimiento de la naturaleza que Werther vive en la ideología propia de una época de transición entre el racionalismo ilustrado y el individualismo romántico.
Para conocer un poco el contexto histórico de lo que es la escritura de Goethe, tenemos que repasar la Europa en la que nace y vive el autor. Europa tras el final de la Guerra de los 30 años, y la firma del Tratado de Utrech en 1713, vive en un equilibrio que se tradujo en un aumento de la población y en una prosperidad económica y comercial. En algunas cartas que Werther le envía a su amigo, podemos observar que, indirectamente, en el segundo libro, empieza una crítica a la burguesía.
«Las monarquías absolutas ejercían todo su poder, aunque pronto las nuevas ideas de la Ilustración van a hacer tambalearse la situación de las clases privilegiadas. El enérgico estado alemán estaba dividido en treinta y seis Estados, donde la Prusia y Austria se mantenían en constante competencia. El impacto que la Revolución francesa tuvo en toda Europa difunde los principios de igualdad y soberanía popular, tomando por fin las riendas de la política la burguesía que, habiendo tenido poder económico, carecía de poder político».
Las nuevas ideas de la Ilustración nacen con el fin de liberar al individuo de la necesidad de cualquier tutelaje político o espiritual. El hombre, por medio de la razón, del análisis lógico-racional, logrará dominar la naturaleza y mejorar sus condiciones de vida. Es así, como el Romanticismo comienza después de la Ilustración, en Alemania, con el movimiento del Sturm und Drang, en la década de los años 70, con el Werther de Goethe.
«Desde luego que el joven Goethe no es ningún revolucionario, ni siquiera en el sentido del joven Schiller. Pero en un sentido histórico más amplio y más profundo, en el sentido de la vinculación íntima con los problemas básicos de la revolución burguesa, las obras del joven Goethe significan una culminación revolucionaria del movimiento ilustrado europeo, de la preparación ideológica de la Gran Revolución Francesa»
Los jóvenes escritores alemanes comienzan a cuestionar los principios ilustrados del Neoclasicismo. Es Goethe el primero que consigue internacionalizar la literatura alemana.
La novela Las desventuras del joven Werther se llena de un lenguaje poético que expresa la vida feliz de un hombre que ama la música y la poesía. Es por ello que es importante señalar la estética y la literalidad de la novela de Goethe quien, no solamente nos presenta un texto conformado como único, sino que, además, tenemos frente a nosotros algunas clasificaciones transtextuales como lo manifiesta Gerard Genette en Palimpsestos. Goethe nos presenta al joven Werther recordando a un gran poeta, Klopstock, en una tarde lluvia junto a Charlotte en donde ambos terminan exaltados con la lectura de los cantos de Ossian. Estos cantos cumplen con la función sentimental entre los personajes principales, ellos se exaltan, lloran hasta la sensibilidad; la emoción del momento provoca la aproximación física entre ambos, la confesión de Werther y los gestos amorosos de Charlotte que evidencian la correspondencia amorosa.
Goethe también ubica al narrador en tercera persona que aparece en la última parte de la novela, es como los jóvenes que narran los distintos cuentos del Decamerón: aparecen al principio en siendo narradores, pero luego desaparecen del relato y se convierten en terceras personas. En esta parte final se dejan de mostrar los sentimientos y la narración está contada de forma más objetiva.
Finalmente podemos observar que al joven Werther en un inicio todo le parece maravilloso, su evasión de una realidad que ni siquiera menciona, le pronostica un futuro trágico que destruye su paz. Goethe nos proyecta un personaje que, además de mostrar las contradicciones de la pasión humana, encarna la sociedad burguesa.
El Romanticismo está vivo en este libro, no solamente la historia de amor romántico que lleva al personaje al sufrimiento, sino que también se muestra el enaltecimiento de la naturaleza y la sensibilidad hacia la belleza; además, el suicidio concuerda con la idea del romanticismo, en donde el amor es alcanzable con la muerte, donde realmente se puede llegar a ser libre.
Bibliografía
Baudelaire, Charles. El pintor de la vida moderna. Murcia: Colección de arquitectura, 1995.
García, José Antonio. Algunas notas sobre la literatura y la cultura alemana. Dpto. Lengua y Literatura c/ Islas Canarias, 5 – 50015 Zaragoza.
Genette, Gerard. Palimpsestos: la literatura en segundo grado. Madrid: Tauros, 1989.
J. W Goethe, Las desventuras del joven Werther. Barcelona: Editorial juventud, 2004.
Lukács, George. Sabatini, Joe. Hermann, Zsuzsa. Los sufrimientos del joven Werther y por qué hay que salvar el Archivo Lukács 04/09/2016 En: http://www.sinpermiso.info/textos/los-sufrimientos-del-joven-werther-y-por-que-hay-que-salvar-el-archivo-lukacs.
Martín Casariego Córdoba, El amor y la literatura. Punto de referencia ANAYA. Madrid, 1999.
Meinecke, Friedrich El pensamiento histórico de Johann Wolfgang Von Goethe: El Historicismo y su génesis, 1936
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