No me gusta remover en la basura, ni vivir del pasado, son temas que ya están zanjados, han sido olvidados, pero la verdad es que precisamente este, ni se ha zanjado ni olvidado.
Dwight Howard y los Orlando Magic, auténticos malos perdedores y cuyas faltas flagrantes y antideportivas hicieron llegar a los Celtics a las finales de la NBA en un estado bastante mediocre.
Howard y sus codazos por todos son bien conocidos ya, a estas alturas no dejan de ser habituales sus rebotes y movimientos al poste abriéndose paso a codazo limpio, pero lo que no deja de ser chocante, es la pasividad con la que la liga se toma esto. Ni una sanción en todos los playoffs para Dwight, nada. Ahora, veánlo ustedes:
Partido 6, Finales NBA 1988.Los Pistons ganaban por 102-99 a falta de un minuto para el final del partido. Byron Scott redujó la ventaja a uno con una canasta a falta de 52 segundos. Una gran defensa de los Lakers en la siguiente posesión obligó a Thomas a lanzar un tiro desesperado. Kareem Abdul-Jabbar lanzó ante Bill Laimbeer su clásico gancho, recibiendo una pólemica falta del jugador del Pistons, mientras que las repeticiones de la televisión no mostraban contacto alguno. Jabbar anotó los dos tiros libres y adelantó a los Lakers por 103-102.
Aquello significaría entregar la victoria practicamente a los Lakers en bandeja, como sucedió finalmente, y la injusta derrota de unos Pistons que pudieron coronarse campeones un año antes de sus dos siguientes anillos, en 1989 y 1990.