NGC 6559 es una nube de gas y polvo situada a una distancia de unos 5.000 años luz de la Tierra, en la constelación de Sagitario (El Arquero). La brillante región es un objeto relativamente pequeño, de tan solo unos pocos años luz de tamaño, en contraste con su famoso vecino, la Nebulosa de La Laguna (Messier 8, eso0936), que abarca cien años luz, según informa el Observatorio Europeo Austral en un comunicado.
La unión de átomos de hidrógeno para formar helio, libera una enorme cantidad de energía que da brillo a las estrellas, a esos cuerpos celestes que están tan lejos de nuestro alcance, hasta nuestro próximo sol particular. Nacemos y morimos en una esquina del universo, compuestos por elementos que resultaron de fusiones nucleares hace miles de millones de años, y que tal vez desaparezcan en forma de partículas o energía mucho tiempo después de que nuestro vehículo, nuestro cuerpo, haya desaparecido para siempre. La muerte es consustancial con la vida, pero todos los animales, y nosotros lo somos, trata de escapar lo más lejos posible de su inevitable final. Lo triste no es la certeza de un fin siempre demasiado próximo, lo peor es desaparecer de la faz del universo en la más absoluta ignorancia sobre el mismo.