Revista Coaching

La necesidad de controlar

Por Virginia Picó

vitalissimLa necesidad de controlar nace como respuesta a los temores reales o imaginados que percibimos a nuestro alrededor.

Es inevitable no controlar algo, situaciones, personas, pensamientos, acciones, decisiones. Cada individuo utiliza sus mecanismos de control propios y ejerce ese control sobre unas cosas más que otras. ¿Qué es lo que controlas más en tu vida? ¿Qué es lo que más temes en tu vida?

Posiblemente más de uno/a no relacione estas dos preguntas, pero la respuesta es bien sencilla : a cuánto más miedo, más control. Es normal sentir miedo, temer a algo o alguien, nuestro cerebro está programado para hacer saltar la alarma del miedo ante una amenaza; lo que no es tan normal, es sentir temor de forma constante. Si así sucede deberíamos sospechar que no entendemos porque tenemos ese miedo ni cómo podemos gestionarlo.

La mayoría de los humanos sentimos temores diversos relacionados con nuestra vida, con lo que hacemos, lo que decimos, lo que nos pueden hacer y decir, con el presente, con el futuro, con las decisiones que tomamos, con la incertidumbre de lo nuevo, con el desasosiego de que se repita algo del pasado… Y mientras tengamos la capacidad de poderlo controlar, no hay problema, pero cuando los acontecimientos nos sobrepasan y perdemos la sensación de control, se enciende la alarma de los mecanismos psicológicos de defensa para mitigar el miedo y el sufrimiento que nos provoca el descontrol de la situación. ¿Te extraña ahora que la ansiedad forme parte de tu vida?

Así es como vivimos hoy, con la angustia y la desconfianza en nosotros mismos al no poder controlar todo aquello que nos sucede, provocando que aparezcan miedos, ansiedades y obsesiones. No estamos preparados para vivir en la incertidumbre e intentamos transformar la angustia que nos provoca los acontecimientos inesperados, con ejercer más control. ¿Acaso crees que puedes controlar todo tu entorno? ¿a las personas? ¿sus pensamientos? ¿el tiempo? ¿el futuro? ¿el amor?

Por un instante piensa en aquello a lo que más temes, quizás al abandono, al sufrimiento, a la enfermedad, a la vejez, a la pérdida económica, a que no obedezcan tus normas, a tomar decisiones, a no sentirte querido/a, a la soledad…. Posiblemente no temas sólo a una cosa, sino a varias. Anótalas y reflexiona : sobre aquello que más temo, ¿ejerzo más control?, o ¿soy consciente que me preocupo y controlo más a aquellas cosas que más temo perder?

Si con la anterior reflexión no tienes suficiente, quizás te ayude responder a estas preguntas : ¿eres consciente que controlas? ¿anticipas con frecuencia lo que puede suceder? ¿acostumbras a decidir lo que se tiene que hacer? ¿te disgusta hacer lo que proponen otros? ¿te enfadas, a menudo, cuando las personas no hacen lo que tú crees que deben hacer? ¿estás pendiente de lo que hace tu pareja cuando no está contigo? ¿tienes programado con anterioridad tu día a día?. Si te ves reflejado/a en más de una respuesta positiva, te aconsejo reflexionar sobre  tu conducta controladora.

Detrás de cada conducta orientada a controlar existen creencias y valores que las orientan, por tanto, no es solo importante darte cuenta de cómo controlas y sobre qué controlas, sino que deberías interesarte acerca de las creencias consolidadas a lo largo de tu vida, y que se relacionan con la necesidad de controlar.


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