La nieta del señor Linh de Philippe Claudel
Editorial Salamandra ~ 9788498380033
Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce», una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia. Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se preocupa por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al señor Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente. Un afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan distintas lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos.
Mañana dulce
Hace un tiempo me interesé por este libro gracias a verlo en varios lugares y en varios blogs. Y hace mucho tiempo ya había oído sobre él en general. Gracias al intercambio de regalos del año pasado con bloggeros colombianos pude recibirlo. Y este fue el momento de leerlo y me ha gustado mucho.
El señor Lihn es un anciano que no conoce otra tierra más que la suya y es todo lo que ha visto en la vida. Pero gracias a la guerra tiene que escapar de ella y abandonarla junto a su nieta, a la que salvó antes de que lo embarcaran en un destartalado barco que lo trajo a un país de primer mundo.Un país que le resulta extraño, brusco y que no tiene olor de ningún tipo, un país totalmente desconocido. Pero el anciano se esfuerza por soportarlo todo por su nieta, quien se llama Sang Diu, y es lo único que le queda en la vida. Hasta que un día, un hombre solitario se le acerca a hablarle en una lengua que no entiende cuando el anciano mira a la calles sentado en una banca.
A veces las historias simples y cortas pueden llegarte mucho e incluso ser una gran historia aunque la premisa no lo parezca. Este libro es muy corto, unas 120 páginas pero que me ha resultado muy bella y reflexiva. El señor Lihn se ha exiliado en una tierra desconocida, cuya lengua desconoce y que tiene una vida tan agitada que le resulta amenazante. Acostumbrado a la vida del campo, de los animales y de los olores de la naturaleza, se arriesga a soportarlo todo por salvar a su nieta, una niña dulce y tranquila que duerme sin problemas y que el anciano le canta una antigua nana para que la niña este tranquila. En esta situación y solamente con un saquito de tierra y una fotografía descolorida como único recuerdo, el anciano pasa sus días con un piso para refugiados sin saber qué hará después.
Tan corta pero tan bien contada, y dotada con una expresión de las palabras que evoca los recuerdos de lo que se ha perdido, es una bonita reflexión de los horrores de la guerra y de la evocación del pasado. El señor Lihn lo perdió todo pero tiene esperanza de vivir por su nieta, lo único que le queda. Siendo así las cosas la historia va contando como una persona debe desenvolverse en un mundo que le es tan ajeno y cómo a pesar de eso, la soledad cambia cuando aparece alguien que le entiende. No quiero contar más pero es que el resto de la historia tuvo un giro al final que sorprende bastante y te llega a dejar con el corazón en el puño. La amistad que se crea es una bonita forma de encontrar cercanía y comprensión en un país extranjero.
En conclusión, una novela corta bellamente narrada sobre el exilo, la amistad y el amor incondicional. Recomendada para leer en una tarde y disfrutar de su narración, que me parece que es de lo más bonito que he leído este año.