Hace tiempo que no leo nada con un corte histórico. En esta ocasión la recomendación me vino por una persona que atendí en el trabajo y reconozco que me ha gustado y sorprendido. Nunca hay que pensar que está todo escrito sobre un tema.
Estamos ante una novela de ficción histórica sobre el previo de la segunda guerra mundial. Todos conocemos la persecución de los judíos, pero pocos sabemos que muchos huyeron con visas a Cuba para poder pasar después a EEUU. Cuba se echa para atrás y les niega la entrada. Teniendo que retroceder y volver a Europa porque pidiendo asilo en otros países como Canadá o EEUU tampoco les dejan entrar.
Este es el hecho histórico que inspira la historia. Va mezclando pasado y presente. Dos generaciones de la misma familia, separadas por el destino, sin conocerse se encuentran gracias a un paquete, unas fotos, y la nueva generación, que nada sabe de su pasado, que no ha tenido que huir, que ha vivido con todo descubre un pasado, una familia, un horror, pero también unas raíces. Por otra parte conocemos la vida de Hanna, la autentica protagonista, la que da nombre al libro, la niña alemana. Su huida de Alemania, sus días en el ST Louis esperando un futuro mejor junto a un amigo y primer amor Leo. La separación y la pérdida tanto de él como de familia. El abandono de una vida de lujos, dado que estaba en los mejores círculos alemanes. En definitiva los horrores de una guerra.
La adaptación a un nuevo país y el no entender de una niña que nada sabe ni nada entiende de por qué es una "sucia".
La historia se distribuye en cuatro bloques principales, contadas de forma muy natural, casi a modo cinematográfico, sin que resulte pesada ninguna parte. Dando abundantes datos históricos, incluso entrando en el tema de la revolución cubana. Pero a la vez es una historia familiar, de cerrar lazos, intimista de búsqueda. Con unos buenos diálogos que acompañan a promesas que al final se cumplen. Llena de sentimientos. Pero lo mejor es que si nos quedamos con ganas de más tendremos dos libros más para continuar el desenlace del trasatlántico St Louis. Hay algo que me ha gustado mucho y es que en este tipo de historias cuando hablan de la guerra y el protagonista es un niño parece que tienden a darle un aire de melancolía en exceso. En este caso no ocurre así, es simplemente la narración de una historia como si se tratase de la historia de Rose en el Titanic, es un hecho catastrófico pero contado con otra perspectiva.