Tengo cierta sensación de que el PP va a ser drástico e intransigente con los medios públicos. Las primeras "insinuaciones", porque el PP primero insinúa y luego ejecuta, van por el recorte en TVE. Para ello lo mejor es ejemplarizar y empezar por dinamitar los programas de mayor audiencia y calidad como algunas de las series más galardonadas. Si lo hacen con lo más relevante tienen excusa para llegar hasta lo más elemental, claro está, sin perder el control.
Lo que vale para el PP, vale para la mayoría de los gobiernos autonómicos , en especial el de Cataluña.
Todo apunta a que vamos a conjugar el verbo privatizar hasta la saciedad. Si están dispuestos a abrir la mano para privatizar las costas del país en pro de reactivar la economía de unos pocos, como no lo van a hacer con los informativos de las televisiones. La única condición viene dada por lo de siempre: quienes pueden acceder a las privatizaciones son sólo los que ostentan el poder económico, sea en las empresas de comunicación o en la construcción y la sanidad.
Todo va a valer en los medios. Lo veremos al tiempo, ya lo estamos viendo. Se concedieron televisiones digitales a medios nacionales que están arrendadas, ahora, a multinacionales, se les impuso un contenido de servicio público y nos emiten, como en Cataluña y en muchas otras comunidades , programas de videntes, tarotistas y teletiendas que hacen dinero con la ignorancia ajena y los operadores de telefonía.
En Cataluña, donde tenemos un Consejo Audiovisual que debía controlar este tipo de aberrancias y programas engañosos se está aplicando la política del avestruz. Nadie osaría sancionar e incluso obligar al Grupo Godó, editor de La Vanguardia, a que dejara de alquilar su licencia a la empresa, cuyo canal le llaman, tiene narices, Estil de Vida, que programa día a día a la "niña vidente" que soluciona nuestros problemas de salud, amor y dinero a cambio de unos cuantos euros por minuto de llamada telefónica.
Yo casi prefiero que siga "la niña de Artur Más " que debe ser hermana de "la niña de Rajoy", a cambio de que desaparezca un órgano como el Consejo Audiovisual que nos cuesta tanto o más dinero que llamar al 806 de la vidente.Por lo menos todo sería más barato, transparente y menos hipócrita.