Revista Sociedad

La no historia de la puta mili

Publicado el 08 julio 2010 por Eko
Que lejano parece ya aquella época en que los jóvenes de nuestro país se presentaban a filas. Nadie podía pensarse hombre sino aceptaba cumplir con la obligación de servir a su patria. Ahora los jóvenes pasan por sus 17 años sin tener que alistarse y sin tener que demostrar su hombría teniendo que aprender a cargar un arma y disparar a un supuesto enemigo decidido a acabar con nuestra patria.
Yo, la verdad, es que al contrario de muchos de mi generación y anteriores, no tengo historias que contar de la mili. No porque fuera uno de esos que por suerte se librase, ya sea porque el sorteo lo decidiera así, por alguna minusvalía física o porque conociera a alguien, que a su vez conocía a otra persona, que podía mover algunos hilos para poder esquivar el reclutamiento. No tengo historia por haberme declarado ante el que procedía al reclutamiento, "Objetor de Conciencia". Aun recuerdo la cara con la que me miró aquel sujeto, desde luego, lo que menos destilaba era simpatía y comprensión. Año 1987 con apenas 17 años, la cara llena de granos y una gran timidez, plantando cara toda una nación, que me pedía aprendiera a dar mi sangre si, llegado el caso, lo necesitaba.
No pertenecía a ningún grupo de los de entonces que se oponían a la mili y que estaban dispuestos a perder su libertad, como así ocurrió en algunos casos, por defender que la mili no debería ser obligatoria, era más bien un objetor independiente que buscaba simplemente ser coherente con mis ideas. Tuve que presentar no se cuantos escritos ante la Delegación del Gobierno de mi Comunidad Autonómica y siempre por triplicado. A base de máquina de escribir y papel de carbón que realizaran las copias, grandes olvidados tecnológicos, tuve que echarle imaginación para explicar que motivos me llevaban a tomar tal decisión. Por suerte para mi, por aquel entonces empezaba a implantarse el servicio social sustitutorio, y cuando finalmente me fue reconocido mi condición de objetor, encontraron que la mejor forma de hacerlo era en los Servicios Sociales de un Ayuntamiento vecino. Bueno, la verdad es que el destino lo elegí yo ante un listado de opciones que me fueron enviadas.
Con un sueldo de 900 pesetas al mes, y un cheque de 60000 para gastarlo en ropa en unos grandes almacenes, me pasé año y medio sentado en una silla, haciendo fotocopias, llevando documentos a Consellería, acompañando a la tercera edad en sus excursiones y realizando encuestas para el ayuntamiento en uno de los barrios más conflictivos y peligrosos de la ciudad, de 8 de la mañana a 3 de la tarde. Una forma como cualquier otra de cumplir con la patria.
Que lejano parece todo aquello, y fue sólo a partir de el 31 de Diciembre del 2001, que acabó la obligación de presentarse a filas y alcanzar la hombría a través de las armas. Deberán pasar aun muchos años hasta que pasen las generaciones que tengan alguna historia de la puta mili que contar, aunque este no sea mi caso.
Un recuerdo para todos aquellos que lucharon por el final de la mili obligatoria y para quienes se hicieron hombres con un arma bajo el brazo, por que así lo consideraron o porque no les quedó más remedio.
Noticia lejana:
- 24.000 objetores comienzan a prestar este año el servicio sustitutorio de 'la mili'

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