Reconózcanme que hay veces que es bueno dejarse ir y fijarse en cosas que en otros momentos nos pasarían desapercibidas, aunque solo sea porque, simple y llanamente, no sirven para nada. En definitiva no son útiles.
Ah! pero convendrán conmigo que es relajante esa "no utilidad". Incluso puede ser bello. A veces hasta divertido.
Todo eso, quizás, pensó Eirik Solheim, noruego a la sazón, cuando decidió poner una cámara afuera de su casa durante todo un año, el 2009. Pudo así captar todos los cambios que ocurrieron en el paisaje, en esos 365 días. Después los resumió en 120 segundos. Así quedó.
One year in 120 seconds from Eirik Solheim on Vimeo.