Si las primeras películas de Halloween provocaban el terror en los espectadoras, en este nuevo film, el miedo es solo un pequeño hilo conductor de la película, ya que la tensión desde el minuto uno, hace erizarte el bello de todos los lugares del cuerpo. Sin duda y para mi sorpresa, me ha cautivado por completo.
Aunque la trama no ha sido un gran asombro, la brutalidad con la que reflejan los asesinatos hace que te aferres a la butaca como si el mismísimo Michael Mayer te estuviese persiguiendo.
La historia principal transcurre en los días a la llegada de Halloween. Michael, es trasladado a otro psiquiátrico, pero un terrible accidente, hace la posibilidad de hacerlo escapar del autobús. La oscuridad, y la muerte atentan contra Haddonfield y sus habitantes. No hay una premeditación, o patrón para cometer asesinatos. Michael mata a todo aquel que se interpone en su camino.
Laurie Strode (madre de Michael), lo espera ansiosa para vengar no solo el asesinato de su marido y su hija, sino para descansar por fin de la tremenda culpa que tiene por haber criado y engendrado el mal en su ciudad. Michael, es el mal encarnado, el anticristo, la oscuridad…
Desde que empezó, hasta que termino la película mi corazón latió como el de un colibrí. Lo que más aterra del film, es la incertidumbre y la gran bando sonora que intervino. Algo que no me gusto para nada fue el final, ya que de tal subidón que tiene desde el minuto en el que empieza, el final debería de haber sido apoteósico, pero no obstante, es una magnífica película para ver acompañado de tus amigos o pareja y con un bol de palomitas como la torre de Babel, para no comerte todas las uñas por la angustia que provoca la película.