

El propio Stephen Graham Jones comento, una y otra vez durante el pasado festival Celsius 232, que amaba el género slasher por encima de todas las cosas. Por supuesto, La noche de los maniquís, al igual que su anterior publicación El único indio bueno, es un ejemplo más. Galardonada con el premio Bram Stoker a mejor novela corta en 2021, e iniciando la nueva colección Deméter de La Biblioteca de Carfax, La noche de los maniquís es como esa película de terror adrenalínica llena de sangre que consumes una noche tonta de verano, disfrutando plenamente de su humor negro y puntillo splatterpunk.
En esencia, el comienzo de La noche de los maniquís, no podría ser más arquetípico. Un grupo de amigos desde la infancia (Sawyer, Tim, JR, Danielle y Shanna) lleva pasando muchos veranos y años de aventuras juntos. Las más memorables, sucedieron un verano que encontraron un maniquí (llamado Manny) que los acompaño en todas sus bromas y juegos, hasta que lo dejaron abandonado en el garaje. Años más tarde, en el último año de instituto, antes de tener que separarse para ir a la universidad y rozar la vida adulta, Sawyer decide recuperar a su querido maniquí y gastarle una broma a una de sus amigas que esta trabajando en unos cines. Sin embargo, la cosa no acaba bien. Uno a uno, todos los miembros del grupo, están cayendo asesinados.

La tensión coloquialLa mayor baza en la lectura de La noche de los maniquís es su voz narrativa. Y es que será el propio Sawyer, quién con un coloquialismo juvenil nos lleve de unas primeras paginas que parecen una broma donde dice que todos van a morir, hasta un ambiente mucho más siniestro que nos revela la verdad. Sawyer se va desplegando psicológicamente ante nosotros, con cierta naturaleza introspectiva en sus comentarios, invitando Stephen Graham Jones a cada uno de nosotros con cada escena a formar parte de esta carnicería. Un narrador que rebosa pura adolescencia rebelde, con una combinación única de indiferencia, paranoia y pasión, dando un resultado fascinante desde el primer momento.
Aprovechando el tropoComo en cualquier buen slasher, en La noche de los maniquís seremos testigos presenciales de cada una de las terribles muertes y de como todo se sale de control. Stephen Graham Jones es un estudioso de los elementos básicos en las historias de terror, en sus estructuras y variaciones, aprovechando en esta ocasión el tropo: un grupo de amigos llegan a ese punto en su vida que deben separarse, una reliquia de la infancia común y un gusto por ver los blockbusters juntos. Puro coming-of-age y slasher dados un giro combinado digno de los Daniels, sorprendiendo al lector con su premisa, fascinando con su narrativa, y entreteniendo con las escenas de asesinatos enloquecidas y exageradas que plantea.

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