La luna se bate en duelo con los primeros rayos del día y aún no sabe, loca suicida, que la noche ya es cadáver mientras ella se encarama con su último aliento sobre las azules aguas de la iluminada bahía.
Imagen: Israel Fichman
La luna no lo sabe, pobre hada enamorada de las sombras; pero su reino de terciopelo negro ya ha sucumbido a la brillante alba mansa y su dorada alfombra de vida..La luna no lo sabe, pero su halo perfumado se diluye por momentos en el reflejo argentado del Mediterráneo y las aguas cristalinas, que como vírgenes preñadas de sol naciente paren colores y sabores y dan a luz los aromas secuestrados de los reflejos desbocados... y emergen sobre los ávidos cielos,
y suspiran.
Ya es el día, y ya la luna yace escondida su melena nacarada en la escandalosa charca azul intensa de los cielos e
brios de suspiros primerizos, disuelta en los vuelos de las aves acicaladas para la vida. La luna no se ve desde mi ventana entrometida, está secuestrada por las horas del estrepitoso día...No hay rescate, sólo hay la fianza de las horas del ruido y la locura apabullante, sin su silencio dibujado en la suave panza de mi noche fingida.