Durante la última semana he estado leyendo en Facebook y en los blogs de algunos becarios ICEX en Asia sus respectivas impresiones sobre el final de la beca y lo que viene después tras la vuelta a España. Yo fui becario ICEX como ellos y pasé por esto así que de todo corazón les deseo la mejor de la suertes del mundo porque la vuelta a la normalidad puede llegar a ser bastante traumática, me explico.
¿Qué entiendo yo por normalidad? Hacer lo que quiero hacer y estar donde quiero estar, sin más preocupaciones que vivir el día a día. ¿Cuánto he tardado yo en recuperar la normalidad en mi vida? Casi 2 años, se dice pronto.
No hace falta haber seguido mi blog desde hace mucho para saber que el año de beca ICEX que pasé en Vietnam fue el mejor año de mi vida, la añoranza se hace presente en casi cada uno de mis posts. La vida me cambió por completo entonces y nunca volvió a ser la misma al venir de allí. El conjunto de experiencias que viví durante un año entero como expatriado en Asia hicieron que volver a vivir en España fuera algo inconcebible para mí, al menos durante un tiempo.
Solicité la beca ICEX porque en un momento de mi vida sentía que necesitaba un cambio, irme lejos y vivir nuevas experiencias. Algo por dentro me decía que era demasiado joven para quedarme en el mismo sitio y que necesita ver el mundo. Pedí por tanto que me enviaran a un destino del lejano oriente lo más exótico posible, Vietnam cumplió todas las expectativas. Durante un año mi trabajo en la Oficina Comercial, el tren de vida que llevaba en Saigón y los viajes con los que recorría Asia me hicieron sentir plenamente feliz, había alcanzado la normalidad que andaba buscando: hacer lo que quería y estar donde quería.
Ya no queda nada de esto... sólo en mis fotografías y en la memoria de aquellos que pasamos una parte de nuestras vidas trabajando en el 25 de Phùng Khắc Khoan.
Después de terminar la beca, al regresar a España pasé de la felicidad más absoluta a la mayor de las desgracias como si de una montaña rusa se tratase. Aquel no era mi sitio. Encontré un nuevo trabajo que me gustaba pero no estaba donde quería estar. Necesitaba volver a Asia como fuera, allí es donde pertenecía y de donde nunca me tenía que haber marchado. Veía mi regreso a España como un periodo de transición, no como algo indefinido ni mucho menos definitivo. Las señales eran claras, cada mañana al pasar por el aeropuerto de Barajas de camino al trabajo veía a los aviones despegar y por cada uno de ellos sentía un pinchazo en el corazón, un quiero y no puedo. Necesitaba escapar. Pero no era tarea fácil, como en el juego de la oca había caído en la casilla de la muerte y tocaba recoger mis cenizas y volver a empezar desde 0.
Así es como después de preocuparme por conseguir un trabajo con el que pagar las facturas empecé a buscar becas para volver a Asia. Pero no se trataba de volver sin más, sino de volver para hacer aquello que quería hacer y conseguir de nuevo el equilibrio perfecto. Encontré varias becas de investigación en Japón y en Corea y pensé que eran justo lo que andaba buscando. Me concedieron la beca Monbukagakusho para investigar en Japón y llevo ya seis meses viviendo en Tsukuba, vine aquí en Abril. Los primeros meses los he dedicado a aprender japonés de forma intensiva, ha sido hace cosa de un mes cuando he empezado a investigar en serio y a coger una rutina que me llevará aquí los próximos 2 años de estancia en Japón. Mi labor fundamental en Japón es llevar a cabo un proyecto de investigación en el Laboratorio de Criptografía y Seguridad de la Información de la Universidad de Tsukuba.
Este laboratorio pertenece al Departamento de Risk Engineering, que forma parte de la Graduate School of Systems and Information Engineering. La Universidad dispone de muchos recursos para llevar a cabo proyectos de investigación innovadores y el laboratorio donde investigo es uno de los más punteros de Japón en materia de seguridad de la información, he tenido suerte de caer aquí. Mi propuesta de proyecto sobre Seguridad en Bluetooth, un proyecto que llevo desde hace años y que empecé durante el último curso de Ingeniería Informática, encaja perfectamente con la temática del mismo.
Así pues, cada mañana me levanto y voy al laboratorio a investigar. Para mí es como un trabajo cualquiera. Me pagan por ello (es una beca de investigación) pero en lugar de trabajar para un cliente se trata de un proyecto propio en el que tengo carta blanca para organizarme como quiera. Sin plazos de entrega, sin hojas de requisitos, sin un jefe que me dé el coñazo. Para mí es maravilloso.
Esta es mi vuelta a la normalidad. Después de pasar por España con más pena que gloria por fin vuelvo a hacer lo que me gusta hacer y a estar donde quiero estar. Porque sí, amigos, Japón también cumple mis expectativas de vivir en Asia de expatriado y de nuevo me siento tan vivo como en Vietnam. Este es mi sitio (al menos durante los próximos años, no estoy diciendo que no quiera regresar a España jamás).
Pasaré los próximos años de vida aprendiendo japonés, investigando en un proyecto que me mola, ampliando mi currículum académico (me han aceptado en el Master de Risk Engineering de la Universidad de Tsukuba) y viviendo cada día como si fuera una aventura en un país exótico y diferente que me tiene enganchado.
Vuelvo a ser feliz en Japón y lo menos que puedo hacer es dar gracias a mi familia y a mis amigos que durante mi paso por España me apoyaron en mi decisión de buscar una forma de regresar a Asia, especialmente mis compañeros de piso Carlos y Macho, que día tras día me ayudaron a superar la frustración de vivir en España con el corazón en Asia. Sé que hacer lo que quieres hacer y estar donde quieres estar es igual de importante en la vida como estar con quien quieres estar y por ello no puedo evitar echaros de menos a todos. No se puede tener todo.