El hijo de la vicepresidenta azuzó vociferando a todos a practicar una militancia victoriosa. Pero la situación es compleja.
La habilidad de Cristina Kirchner para imitar el aleteo frustrado de las gallinas es evidente. Lo había expuesto ya en el legendario stand up de Angola, y lo repitió ahora en el Senado acaparando cámaras.
No hay duda de que tiene talento para la parodia avícola.
Los opositores deberían temer manifestarse en desacuerdo con ella, para no invocar, como diría García Márquez, "semejante espectáculo, cargado de tanta verdad humana y de tan temible escarmiento". Cualquier disidente puede ser representado por ella como partícipe de un gallinero aleteador y sin vuelo .
Pero a sus dotes mímicas le ha sumado ahora su capacidad para la alquimia jurisprudencial y, sin juicio, fue absuelta avant la lettre por la firma del ominoso Pacto con Irán.
Los ayatollahs, mientras tanto, se han encargado de burlarse de las víctimas nombrando en altos cargos ministeriales a jerarcas involucrados en el diseño y ejecución de los atentados.
Pero la sangre no miente. Ni la de los muertos por las respectivas bombas en la Embajada de Israel y en la AMIA , ni la del violentamente muerto fiscal Alberto Nisman, con su denuncia contra Cristina Kirchner al parecer destinada a yacer en los catafalcos de la justicia adicta al kirchnerismo pro iraní.
Cristina Kirchner fue sobreseída sin transitar los interrogatorios de rigor, y su legión de amigos de Teherán, auspiciantes de los ayatollahs homofóbicos, misóginos, verdugos y, no por eso menos materialistas. Son jugadores geopolíticos donde el narcotráfico opera como mafia que aúna terror y recaudación para sostener expansiones, sobornos y gavillas políticas o jurídicas que trabajan a su favor.
En el atestado Estadio de Nueva Chicago, el movimientista Emilio Pérsico tuvo la decisión frontal de decir que las democracias de la alternancia "no caminan". No supo antes ocultar sus posiciones en favor de Hezbollah como cuando participó en 2013 de un acto celebrando esas simpatías teocráticas junto con otros militantes como Luis D'Elía, Fernando Esteche, Roberto Perdía, ex montonero y auspiciante de los pseudo mapuches que toman violentamente tierras en el sur, mientras escuchaban loas a a revolución shiita y execraciones al Estado de Israel.
Pérsico luego pidió disculpas obligado por los repudios.
Su credo antidemocrático no sufrió daños, y lo reafirmó ahora en Mataderos, delante del presidente Alberto Fernández, de Luis D'Elía que estaba en la fiesta y de Máximo Kirchner, cabeza visible del redivivo movimientismo celebratorio del nacionalismo que en los '70 se entrenaba en los campos de adoctrinamiento y formación militar del sur del Líbano, convulsionado por milicias armadas de una miríada de países radicalizados, entre los que sobresalían por cierto los cubanos castristas y tan amigos de los montoneros argentinos.
En Nueva Chicago, el presidente Alberto Fernández no omitió su toque de originalidad anacrónica al recordar el día de cumpleaños de Juan Perón. Y ese fue su aporte a la jornada multitudinaria.
Fue un momento emotivo, pero que no emocionó a nadie, quizás por la cantidad de horas tan extendidas de la convocatoria artificial que allanaba todas las palabras en un monocorde repiqueteo de tantísimas expresiones pesadas e ingrávidas a la vez.
En un procedimiento discursivo infantiloide, Máximo Kirchner le preguntaba a la multitud, ajena a todo aforo, con voz de animador de cumpleaños preescolar:
-¿Ustedes quieren que gane Macri o Rodríguez Larreta?
Advertidos de la respuesta correcta los asistentes respondían con precisión.
-¡Noooo!
Y, a partir de ese diálogo automático, el hijo de la vicepresidenta azuzó vociferando a todos a practicar una militancia victoriosa.
Pero la situación es compleja.
El mismo día, los movimientos de izquierda vararon la Capital con sus protestas. Los movimientos sociales peronistas y sus jerarcas se encapsularon en la cancha que abarrotaron fuera de la ley.
Pero las calles fueron el espacio de peregrinaje de otros miles, muchos miles, de actores sociales antikirchneristas.
La sociedad no sólo atraviesa la pauperización masiva, sino también una visible y aún parcial fragmentación y cierta tendencia hacia autonomía de la ley como la de los mapuches, o más bien pseudo mapuches en el sur que toman tierras, provocan incendios y agreden con ánimo emancipatorio de las normas y de la convivencia pacífica.
Los notorios remiendos del Gobierno por recomponer la situación no acallan los vientos que arrastran los calafates envueltos en el polvo arremolinado del sur austral, ni acallan las protestas, ni mejoran la economía, ni acercan la vida que queremos, ni la felicidad, ni tampoco la tranquilidad de la vida segura y sin crimen.
La tempestad se encrespa y la tripulación desmaneja la Nave de los locos.
Miguel Wiñazki
Origen: CLARIN