Malvivir con una ayuda para desempleados de larga duración en un minúsculo piso mientras uno trata de dedicar su vida a la literatura. La realidad es que lo que uno termina haciendo es tratar de sobrevivir. Sobrevivir, a secas. Mucho más cuando las editoriales no parecen darse cuenta del talento de uno.
¿Os suena, verdad? Lo de sobrevivir, con ingresos mínimos en un piso de dimensiones mínimos cuyo alquiler apenas nos concede cien euros para gastos de primera urgencia.
Si esta historia la trasladamos a París, estaríamos hablando del argumento de la nueva novela de Sophie Divry, Cuando el diablo salió del baño. Y también de la novela que retrata la precariedad, el paro y las miserias de nuestra sociedad.
La última sensación entre jóvenes y críticos franceses, con más de 250.000 ejemplares vendidos en el país galo. ¿Por qué? Porque cualquiera puede reconocerse en el relato. Una historia que "explora el malestar contemporáneo que genera la necesidad económica".
Agnes Léglise de Rock & Folk ha dicho <una rara joya de humor e inventiva>. Dos calificativos -rara e inventiva. Aunque lo de humor, también- que nos resultan familiares, fácilmente identificativos, de la obra de Sophie Divry, como pudimos disfrutar en Signatura 400. El monólogo de una bibliotecaria sin nombre desterrada al sótano de una biblioteca de provincias.
Descarada, audaz, una comedia humana, que sirve a la autora para demostrar su destreza narrativa. Esta última novela, Cuando el diablo salió del baño, que ya está llamada a ser la novela de la generación parada, "combina con maestría el humor de lo cotidiano con la aspereza de la supervivencia". Y reafirma a Divry como una de las autoras más atractivas del momento, y de las letras francesas.
Sinopsis:La protagonista de Cuando el diablo salió del baño(cualquier parecido con la autora es pura coincidencia) malvive con una ayuda para desempleados de larga duración. En cierto modo es una víctima de sus propias ilusiones porque ha dejado su empleo para dedicarse plenamente a la literatura. Su vida, como la de tantos otros, se abisma poco a poco en un infierno que la indómita narradora nos relata con un humor quirúrgico: a ratos roza el sarcasmo, pero nunca excluye la ternura. Esa mujer que no pacta con el diablo, que no se rinde frente a la adversidad, que no renuncia a los sueños, es la más lúcida observadora de su entorno y de sí misma.Esta novela la edita Malpaso, gracias a la tradución de María Enguix.