Los Goonies es una de las películas más emblemáticas del cine de los ochenta. La que marcó a muchos jóvenes de aquella década. No ha pasado el tiempo por ella, y esto se puede constatar en el hecho de que cada vez que la vuelven a poner en televisión, la gente no puede dejar de verla (al menos en España). Es extraño que no hayan intentado estirar el chicle con algún remake, sobre todo ahora que está tan de moda hacer remakes de películas de los ochenta. Bueno, en realidad no es algo extraño, es algo entendible, porque uno no puede repetir la magia de una historia contándola de otra manera. De todas formas, ya se han encargado de sacar un producto alternativo en forma de novela oficial, que ha sido escrita por James Kahn, quien se ha encargado de hacer lo mismo con otras películas míticas de aquella década.
El caso es que la novela que ha escrito Kahn, contando la misma historia que vemos en la película, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Para empezar, y lo que creo que perjudica más su lectura, es la sensación de que toda pasa demasiado deprisa. Vas leyendo y vas recordando las escenas de la película, pero no tienes la misma sensación. Tal vez sea porque la historia está narrada por Mickey, el protagonista de Los Goonies. Mickey nos va contando todo de seguido, y eso en una película no funcionaría. Por eso digo que la sensación es distinta. No es que perjudique la lectura, pero te vas dando cuenta que no es el mejor modo de narrar una historia. Creo que si Los Goonies hubiera sido una novela que luego adaptaron al cine, la historia se hubiera escrito de otra manera.
Hay otros elementos que tal vez podamos considerar como positivos. Hay algunas pequeñas historias que no aparecían en la película. No sé si esas historias estaban en el guión original o si llegaron a rodarse y luego se descartaron en la versión final, pero le dan algo interesante al lector que es fan de Los Goonies. Creo que este sería el mayor acierto de la novela. Esas pequeñas escenas diferentes están bien enmarcadas dentro de la línea narrativa, aportando algo más de aventura, sobre todo una en la que, y perdón por el spoiler, los protagonistas navegan en una balsa por un río subterráneo oscuro y frío, en el que acaban contándose historias los unos a los otros. Ahí, por ejemplo, “Bocazas”, cuenta una historia de terror que seguro que más de uno ya conocerá.
La novela de Los Goonies tiene un resultado final satisfactorio, pero con algunos matices. Para el fan que ha visto la película miles de veces, puede llegar a ser una decepción en ciertos momentos, aunque es una lectura de aventuras muy disfrutable y con ese punto de nostalgia tan propio de una historia como esta. Pero para un joven lector que nunca ha visto la película, puede llegar a ser mucho mejor. Sin la película en mente, es una gran aventura, y además, resulta un aliciente extraordinario para luego verla como se merece, en la pantalla. Recomendaría eso. Primero la novela, y luego la película.
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