La novia del diablo
Devil's bride, 1976
Seabury Quinn
Colección Avalón (Pulp Ediciones)
Traducción: José Miguel Pallarés
240 pp
Argumento:
La joven Alice Hume es secuestrada el día de su boda por unos extraños sicarios al servicio de una religión de oriente, los yezidis, que adoran al Diablo. El investigador de lo oculto Jules de Grandin y su inseparable ayudante, el doctor Trowbridge, más algunos elementos de la policía local americana y de la Sureté parisina tratarán de localizarla y evitar a la vez el peligro de una increible conspiración mundial de ateos organizada por los sovieticos...
Comentario:
No se trata de alta literatura para nada, sino de puro y simple entretenimiento de corte pulp, con cierto estilo arcaico (está ambientado en los años veinte) y un irrefrenable espíritu aventurero de la vieja escuela, que recuerda a las novelas de Borroughs (pero mejor escrita, naturalmente) o de Ridder Haggard.
La misma estructura es un homenaje a las novelas de inicios de siglo, con el detalle, por ejemplo, de que sea el doctor Trowbridge, amigo de Jules de Grandin, el narrador de sus aventuras, a la manera del doctor Watson. En cierto modo Jules de Grandin es una especie de Sherlock Holmes a la francesa, ingenioso en sus apreciaciones y formas de discurrir, pero dotado a la vez de un sexto sentido mágico, como de medium. En su descripción física, parece una imagen invertida de Sherlock: es bajito (se insiste mucho en ello) y muy francés, tanto que se pasa la novela diciendo rebuscadísimas exclamaciones en su lengua, que tienen, por lo irreales y descabelladas, ese encanto de lo pasado de moda, que Quinn revitaliza. Así, oímos de su boca cosas como: Por las penas de una rana dispéptica, sacre nom de sacre nom de sacre nom, en bien, parbleu, morbleau y similares, que nos demuestran que estamos ante un cómic, una novela de aventuras, un dibujo animado, o una película como esas de la Hammer, llena de misas negras espectaculares, crímenes, mujeres desnudas, sacrificios humanos, peligros africanos, viejas ruinas romanas, rituales arcanos, y conspiraciones mundiales.
Al respecto de la conspiración citada en el libro, mencionar que su líder, un ruso llamado Grigor Bazarov, es descrito como un genio del mal no tan exagerado como Fu-Manchú, pero capaz de organizar un movimiento ateo universal que engloba lo mismo a adoradores del diablo, como a seguidores thug de la diosa Kali y a los hombres-leopardo africanos, como a diversos movimientos satánicos y librepensadores, todo ello pagado por los rusos. Resulta gracioso por lo descabellado.
Como es de ley en las novelas de aventuras, la descripción sicológica de los personajes es breve o nula. Pero la acción, dejando aparte un inicio tal vez un poco lento, es rápida y continua, está bien documentado en cuanto a los rituales de las misas negras y del satanismo en general, y aunque la trama como dije antes transcurre en los años veinte, el autor no tiene empacho en mostrar escenas macabras con abundancia de sangre e incluso sacrificios humanos y de bebés.
Una novela para el que busque aventuras sin complicaciones intelectuales. Para pasar el rato en verano está bien. No es un texto exquisito pero tampoco da asco y además está a años luz de engendros modernos que se venden bajo el marchamo de "aventuras".
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