Edición: 1ª ed.
Lugar de edición: Madrid
Editorial: Alfaguara
Año de edición: 2018
Número de páginas: 408
ISBN: 978-84-204-3318-9
Desde que leí la primera reseña de La novia gitana fue un libro que me llamó mucho la atención por su argumento y también porque la ponían como el fenómeno literario de la novela negra española, género con el que disfruto sobremanera.
Susana Macaya, una joven de padre gitano y madre paya, es secuestrada el día de su despedida de soltera antes de entrar en el portal de su casa. Su cuerpo es encontrado dos días después en la Quinta de Vista Alegre de Carabanchel con signos de haber sido víctima de un ritual, ya que su cabeza presenta tres agujeros de los que salen gusanos. Hasta aquí no dejaría de ser un asesinato más si no fuera porque su hermana Lara falleció de la misma manera y en las mismas circunstancias siete años atrás, sin embargo, su asesino está en la cárcel cumpliendo condena desde entonces. Por tanto, ¿estamos ante un imitador o hay un inocente encarcelado?
El caso se lo asignan a la inspectora Elena Blanco de la BAC -brigada de análisis de casos- que contará con la ayuda de Zárate, el policía que respondió al aviso cuando encontraron el cuerpo, y con el resto de su equipo. Entre todos investigarán el caso de Susana y revisarán el de Lara porque una cosa tienen clara: desde la cárcel no se puede matar y menos si el asesino no ha salido de prisión ni un solo día. A partir de aquí comienza una trepidante investigación en la que descubrirán secretos en la vida de Susana.
Quinta de Vista Alegre (Carabanchel)
Aunque éste es el argumento central, también seremos testigos de la historia personal de Elena; una mujer muy particular, atormentada por la desaparición de su hijo y de la que ella misma se siente culpable hasta el punto de llegar a una espiral autodestructiva. Un personaje muy potente al igual que el resto de los que componen su equipo pero el que más me sorprendido es Mariajo, la experta en informática de la BAC, una mujer que no cumple el perfil al que estamos acostumbrados de un hacker.Narrada en tercera persona, la novela se estructura en cinco partes divididas, a su vez, en capítulos cortos que le dan mucho dinamismo a la lectura y en los que la autora dosifica la tensión justa para que quieras seguir leyendo uno tras otro hasta el final porque, una vez que empiezas, te engancha de tal manera que la devoras.
Me ha gustado que en la novela se traten temas tan diversos como el lesbianismo, la manipulación policial y de la información –con las noticias falsas que pululan a diario por la red- y, sobre todo, de la visión muchas veces errónea que tenemos de los gitanos ya que, como en todas partes y culturas, hay gente que se aleja de la delincuencia y otros que se meten de lleno en ella. Sin embargo, lo que más destacaría de La novia gitana es cómo la autora despista al lector para que no sepa hasta el final quién es realmente el culpable (en mi caso no lo he visto venir hasta que ya era muy evidente). ¡Y qué final! Impactante a más no poder porque, aunque el caso queda resuelto, la vida de Elena da un giro de trescientos sesenta grados en la última página y deja al lector con cara de tonto y unas ansias de querer saber qué pasará y diciendo que no puede dejarte así, que tiene que haber una segunda parte.
Tengo que reconocer que las expectativas que tenía puestas en La novia gitana eran muy altas pero Carmen Mola, o quien esté detrás de éste seudónimo, las ha cumplido con creces y estoy deseando que salga la segunda parte, La red púrpura, para saber cómo continúa. Por suerte no habrá que esperar mucho ya que está previsto que Alfaguara la publique el próximo 4 de abril.
Portada: https://images-na.ssl-images-amazon.com/images/I/91pUtW10aTL.jpg
Imagen: http://www.rutaspangea.com/wp-content/uploads/2014/01/Quinta-de-Vista-Alegre-2-700x466.jpg