La mayoría está en España, pero también los hay en Portugal, en México, en Brasil... Muchos son hombres de entre treinta y cinco y cincuenta años; aunque hay alguna mujer, varios jubilados, hasta un menor de edad... Todos han pagado los seis mil euros que les han exigido, en bitcoins y de forma segura, sin dejar huella".
La novia gitana
Susana Macaya, de padre gitano pero educada como paya, desaparece tras su fiesta de despedida de soltera. El cadáver es encontrado dos días después en la Quinta de Vista Alegre del madrileño barrio de Carabanchel. Podría tratarse de un asesinato más, si no fuera por el hecho de que la víctima ha sido torturada siguiendo un ritual insólito y atroz, y de que su hermana Lara sufrió idéntica suerte siete años atrás, también en vísperas de su boda. El asesino de Lara cumple condena desde entonces, por lo que solo caben dos posibilidades: o alguien ha imitado sus métodos para matar a la hermana pequeña, o hay un inocente encarcelado.
La red púrpura
Un día tórrido de verano la inspectora Elena Blanco, al frente de la Brigada de Análisis de Casos, irrumpe en la vivienda de una familia de clase media y llega hasta la habitación del hijo adolescente. En la pantalla de su ordenador se confirma lo que temían: el chico está viendo una sesión snuff en directo en la que dos encapuchados torturan a una chica. Impotentes, presencian cómo el sádico espectáculo continúa hasta la muerte de la víctima de la que, de momento, no conocen el nombre. ¿Cuántas antes que ella habrán caído en manos de la Red Púrpura?
¿De qué va la saga?
En "La novia gitana" la inspectora Elena Blanco y la Brigada de Análisis de Casos (BAC) investigan los brutales asesinatos de dos novias gitanas. Actualmente se trata de Susana Macaya, veintitrés años, medio gitana y medio paya, desaparecida la noche de su despedida de soltera.
La BAC son un departamento especial del cuerpo que se encarga de investigaciones que se tuercen, unas veces por incompetencia de los policías que las llevan o porque se sospeche que haya intereses personales de los agentes; otras, simplemente, porque se han ido embarullando de tal manera que es difícil deshacer los nudos... En Estados Unidos los considerarían una especie de superpolicías, en España no hay nada de eso.
El cadáver ha aparecido en La Quinta de Vista Alegre de Carabanchel y tiene varias perforaciones en su cráneo lleno de gusanos que parecen haber devorado poco a poco su masa cerebral. Debió de ser una muerte lenta, probablemente muy similar a la padecida por su hermana mayor (Lara Macaya) siete años atrás, asesinada en las mismas circunstancias. ¿Podría ser obra de la misma persona? Imposible . . ., porque esta se encuentra encarcelada desde que tuvo lugar el juicio. Y entonces, ¿cómo puede ser posible que en las dos hermanas se haya utilizado exactamente el mismo modus operandi?
La inspectora confía plenamente en los miembros de su brigada ya que los que ha escogido ella personalmente: los más jóvenes, entusiastas y atléticos son Chesca y Orduño. Aunque completamente distintos entre sí, hacen un buen equipo y se complementan (por lo del poli bueno-poli malo): él procede de los Geos, es un tipo afable que nunca pierde las formas y ella es una ex agente de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos, con bastante mal humor y malos modales. Buendía, es el forense del grupo con el que lleva años trabajando y al que le fiaría su vida si fuera preciso y Mariajo, la más mayor, su peculiar experta en informática. A ellos se les une en principio de forma provisional, Zárate, uno de los primeros policías que acudieron al lugar del crimen que parece tener mucho interés en el caso y en conocer a los miembros de la BAC.
Elena vive en el Plaza Mayor y en su terraza tiene instalada a tiempo completo una cámara que vigila a todo el que pasa por allí y que está programada para hacer una foto cada diez segundos. Lleva así años, conectada a un ordenador, esperando ver en la pantalla la cara de alguien.
Vivir en la plaza Mayor es un lujo y un incordio. Un lujo porque al asomarte al balcón puedes imaginarte que la ciudad lleva cientos de años pasando por allí; cuatrocientos son los que acaba de cumplir la plaza. Dicen que se han hecho corridas de toros, procesiones, misas, autos sacramentales, juicios de la Santa Inquisición y hasta hogueras.
La investigación se pone en marcha, se analizan las pistas, se interroga exhaustivamente a los sospechosos comparando la muerte de las dos novias gitanas, de las dos hermanas asesinadas que aparecieron ambas con la cabeza llena de gusanos.
Piensa también en su hermana muerta hace años, a la que todavía no pone cara porque no les ha llegado el expediente con su fotografía. ¿Estaban las dos unidas?, ¿hay algo más allá de su relación familiar que las iguale ante los ojos del asesino?, ¿hay alguna diferencia en las muertes que permita pensar que no las haya asesinado la misma persona?, ¿se llevó bien la investigación del primer asesinato?, ¿está el verdadero asesino en la cárcel? Son muchas las preguntas sin respuesta.
A la par, iremos conociendo un terrible secreto que guarda para sí la Inspectora Blanco, su pasado, su presente, conoceremos sus miedos, sus esperanzas, sus anhelos.
En "La red púrpura", la BAC investiga a esta Red que asesina, tortura y retransmite en directo a través de la "internet profunda" luchas a muerte entre adolescentes que fueron raptados para esos menesteres. Y a saber a quién puede uno encontrarse entre los espectadores y esas desgraciadas víctimas. Cualquiera puede estar entre ellos.
No tenía en mente leerla. Puede que por algunos prejuicios tontos que a veces no puedo evitar tener sobre esas novelas de las que todo el mundo habla y a las que se les da mucho bombo. A veces, sobre todo al principio, tengo tendencia a ignorarlas, hasta que un buen día, de repente me entran las ansias (más de una vez me ha pasado) y tengo que leerlo ¡YA! Y me encuentro como una loca buscando el primero para poder empezar cuanto antes porque no puedo esperar. En mi biblioteca "La novia gitana" está superprestado, superreservado, así que decido buscar en otra cercana a mi domicilio y para mi sorpresa la encuentro disponible. ¡No me lo puedo creer! La pillo, la empiezo, la disfruto, la devoro y la acabo en tres días, casi no he podido saborearla. Lo mismo para la segunda parte, pero esta vez no hay tanta suerte y toca esperar un poco, hacer un pequeño lapsus hasta que la pillo, la empiezo, la disfruto, la devoro y la acabo. Satisfecha. ¿os ha pasado alguna vez?
“La novia gitana” empieza de forma sobrecogedora, presagiando lo que nos vamos a encontrar después: un niño encerrado con un perro, como un perro, ambos tienen hambre y no tienen qué comer. El perro ataca al niño y este se defiende como puede matando al perro, que a los pocos días se llena de gusanos que intentan devorarle a él también. Impactante ¿verdad? Los asesinatos también son impactantes y la forma de matar rebuscada y macabra: metiendo gusanos vivos en la cabeza de las víctimas hasta que literalmente se la comen viva.
Os presento a la Cochliomyia hominivorax. Una mosca inofensiva. Pero en su etapa larvaria es un gusano que se alimenta de tejidos vivos. Sobre todo del ganado, pero también de humanos. Es una mosca tropical, pero se ha visto en Europa, quizá por los envíos de ganado de un continente a otro. Por ejemplo, en Francia se han encontrado gusanos de esta mosca en un perro que tenía una herida en la oreja.
El argumento de "La red púrpura" no se queda atrás, todo es igual de sobrecogedor e igual de macabro.
Los personajes están bien construidos (la inspectora y todos los miembros de su equipo), son creíbles y de algunos te llegas incluso a encariñar. Es inevitable empatizar con la Inspectora Elena Blanco, una mujer que dirige uno de los equipos de policía más prestigiosos de España, pero a la vez canta canciones de Mina Mazzini en los karaokes y bebe grappa. Una mujer, pero sobre todo una madre que no ha sabido ni querido remontar su vida tras aquel terrible día, que ha elegido sufrir y que no va a aceptar ningún pacto que la pueda conducir a la felicidad hasta que no llegue al fin de la cuestión, al contrario que otros que sí han conseguido rehacer su vida. También es inevitable no sentir lástima por ese padre gitano que se arrepiente de haber criado a sus hijas en la cultura paya.
Como curiosidad: esta vez no hay foto ni he contado nada sobre la autora, (¿o quizás autor?) porque casi no se sabe nada de quién firma con el nombre de Carmen Mola. Solo nos ha contado que es madrileña, vive en Madrid, es profesora universitaria, y ya . . . Porque ella lo ha querido así, ha preferido mantenerse en el anonimato y firmar con un seudónimo. ¿Quién será esa tal Carmen Mola, la Elena Ferrante de la novela policiaca? ¿Será alguien conocido? ¿Será gitana o paya? ¿Será policía?¿Nos sorprendería su identidad? He leído en una entrevista que le hicieron por email que nunca quiso darse a conocer, que ella (o él) nunca quiso ni entrevistas, ni presentaciones o promociones de su libro. Que solo le importa que “la gente lea la historia”. Y da otros motivos por los que eligió el anonimato:
“Es mi primera novela y eso quiere decir que me dedico profesionalmente a otra cosa. No quería que mis compañeros y compañeras de trabajo, mis amigas, mis cuñadas o mi madre supieran que se me ocurría escribir sobre alguien que mata a una joven haciéndole perforaciones en el cráneo para meter larvas de gusano y sentarse a ver cómo le van comiendo el cerebro… No lo entenderían, para todas ellas soy tan convencional…”
Indudablemente resulta atractivo ese halo misterioso que rodea a los escritores que firman con seudónimos ¿verdad? También he leído que se la compara con Lemaitre o con Dolores Redondo. En eso estoy de acuerdo.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado la saga?
Me ha encantado. Las sagas me dan pereza, ya lo sabéis, pero de vez en cuando me animo y en este caso no me arrepiento. Había escuchado por ahí que en general estaba gustando más “La novia gitana”, pero a mí las dos novelas me han sabido igual, las he disfrutado por igual. Y me pregunto: ¿habrá tercera parte? ¿alguien lo sabe?.
Personalmente, la ambientación en el barrio madrileño de Carabanchel ha sido un punto a su favor (viví allí unos cuantos años y lo conozco bien, también me pregunto: ¿vivirá Carmen Mola en Carabanchel?). La autora cuenta un poco la historia y el pasado de este barrio, eso me ha gustado.
Conoce como la palma de su mano este barrio que fue independiente hasta unos años después de la Guerra Civil, cuando se anexionó a Madrid; entonces eran dos municipios, Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo. Los antiguos terrenos, propiedad de Eugenia de Montijo, la que fue esposa de Napoleón III, forman ahora uno de los barrios más populosos de Madrid, con más de un cuarto de millón de habitantes, en su gran mayoría de clase trabajadora, muchos de ellos inmigrantes. El subinspector sabe que, si quiere localizar a un mendigo, hay que ir a los parques y pasear por las zonas menos favorecidas: Pan Bendito, los Altos de San Isidro, Vía Carpetana, Cañorroto, la antigua cárcel de Carabanchel, la que en épocas fue la más famosa de España.
Y para terminar os advierto que las dos novelas son bastante gores, duras, con escenas fuertes (ningún inconveniente para mí, todo lo contrario), no aptas para todos los estómagos, ni para todos los lectores.
Resumiendo: “La novia gitana” y “La red púrpura” son novelas policiacas con dos tramas e investigaciones distintas pero con un hilo argumental común: el pasado de la inspectora Elena Blanco y la desaparición de su hijo Lucas cuando este era pequeño. Una saga escalofriante, y adictiva, con buenos personajes, asesinos y asesinatos macabros, torturas de jóvenes en directo a través de la red profunda de internet y el desasosiego de unos padres que no saben como encarar el lado oscuro y violento de sus hijos. El final . . ., de los buenos, en consonancia con el resto de la obra.
¿De parte de quién está la razón? La línea que separa el bien y el mal es más resbaladiza de lo que a ella le gustaría
Mi puntuación, la máxima, por supuesto: