La Luna, ese satélite que ha fascinado a la humanidad durante milenios, vuelve a estar en el centro de la atención global. La NASA lidera una ambiciosa carrera mundial con el objetivo de establecer una presencia humana en la superficie lunar, pero a pesar de las enormes inversiones, el éxito no está garantizado. Desde que los astronautas del Apolo 11 pisaron la Luna en 1969, la exploración lunar ha estado en pausa, pero ahora, más de cinco décadas después, el interés ha resurgido con fuerza.
El sueño de un astronauta: volver a la Luna
Luca Parmitano, un experimentado astronauta europeo, mira hacia la Luna con una mezcla de asombro y esperanza. Para Parmitano, participar en una misión a la Luna es el sueño supremo, una culminación de su carrera como piloto de pruebas y astronauta. Con la construcción de la Lunar Gateway, una estación espacial internacional que orbitará la Luna y apoyará el programa Artemis de la NASA, el italiano de 47 años ve la posibilidad de hacer historia al ayudar a construir la primera infraestructura permanente en la Luna.
La nueva carrera lunar: una competencia global
Durante décadas, la Tierra dejó la Luna en paz, pero eso cambió en 2008-2009 con una serie de misiones no tripuladas de India, China y Japón. El verdadero inicio de la nueva carrera lunar, sin embargo, se produjo en 2017 con el lanzamiento del programa Artemis por parte de Estados Unidos. Este programa tiene como objetivo aprender a vivir y operar en la Luna, haciendo investigaciones científicas para, eventualmente, llevar a cabo misiones tripuladas a Marte.
La NASA ha puesto su mirada en el polo sur de la Luna, una región que se cree contiene la mayor concentración de hielo, una fuente vital de agua. Este hielo no solo será crucial para el sustento de los astronautas, sino que también podría proporcionar oxígeno e hidrógeno, esenciales para la respiración y como combustible. Sin embargo, las condiciones en esta región son drásticamente diferentes a las que enfrentaron las misiones Apolo, con un sol siempre bajo en el horizonte, creando sombras profundas y picos iluminados.
Desafíos y riesgos en la carrera lunar
A pesar del entusiasmo, no hay garantías de que esta nueva carrera lunar logre los grandes resultados que se esperan. Algunos consultores predicen que, para 2050, podríamos ver una presencia humana permanente en la Luna, turismo lunar y acceso a recursos abundantes. Sin embargo, también reconocen que otro desenlace posible es que todo se quede en misiones científicas esporádicas sin un impacto duradero.
La geopolítica también juega un papel crucial en esta carrera. La NASA, en colaboración con Europa, Japón y otros países, lidera las actividades del mundo occidental, con la vista puesta en establecer bases lunares en lugares estratégicos. Sin embargo, China e India han demostrado recientemente sus capacidades espaciales, con misiones exitosas que subrayan su creciente influencia en la exploración lunar. China, por ejemplo, ha fijado 2030 como la fecha para enviar una tripulación cerca del polo sur lunar.
Por otro lado, Rusia, que fue un gigante en la carrera espacial durante la era soviética, se encuentra ahora en un estado de declive. El fracaso de la misión Luna 25 en 2022 ha dejado su futuro lunar en la incertidumbre, con la posibilidad de que busque colaborar con China en su Estación Internacional de Investigación Lunar.
El futuro de la exploración lunar: oportunidades y conflictos
La competencia por los recursos lunares, especialmente el agua, podría ser fuente de tensiones. La NASA ha identificado 13 posibles sitios de aterrizaje para el programa Artemis cerca del polo sur, pero China podría estar apuntando a los mismos lugares. Aunque el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967 prohíbe reclamar territorios en la Luna, los Acuerdos Artemis, firmados por 43 países (excepto China y Rusia), permiten establecer zonas de seguridad alrededor de las actividades de los firmantes para evitar interferencias.
Si China llega primero a la Luna, podría utilizar estas mismas ideas de zonas de seguridad para reclamar áreas estratégicas, lo que podría desencadenar disputas internacionales. Michelle Hanlon, directora del Centro de Derecho Aéreo y Espacial de la Universidad de Mississippi, advierte que es probable que surjan conflictos, y con el clima geopolítico actual, parece difícil que se alcance un nuevo acuerdo global para actualizar el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre.
La Luna como museo del sistema solar y laboratorio de innovación
Más allá de las cuestiones políticas y económicas, la Luna tiene un valor científico incalculable. Según Ian Crawford, catedrático de ciencias planetarias de la Universidad de Londres en Birkbeck, la Luna es como un museo de la historia del sistema solar. Su superficie, sin atmósfera y geológicamente inactiva durante miles de millones de años, conserva un registro intacto de los impactos de meteoritos, viento solar y rayos cósmicos. Además, podría ser una plataforma ideal para la observación astronómica, especialmente en su cara oculta, libre de interferencias terrestres.
La exploración lunar también ofrece la oportunidad de desarrollar tecnologías que serán cruciales para futuras misiones a Marte y más allá. Desde sistemas de soporte vital hasta la construcción de hábitats y la impresión 3D, la Luna servirá como un campo de pruebas para innovaciones que podrían tener aplicaciones tanto en el espacio como en la Tierra.
El impacto del turismo lunar y los retos de la vida en la Luna
El turismo lunar, aunque fascinante, enfrenta desafíos importantes. Las condiciones en la Luna, incluyendo la presencia del regolito, ese polvo lunar afilado y abrasivo, representan riesgos significativos para la salud y la maquinaria. Además, la vida en la Luna requerirá comodidades básicas para mantener la moral y la eficacia de los astronautas, quienes inicialmente pasarán periodos de 30 días en la superficie lunar.
A largo plazo, el agua será el recurso más valioso en la Luna, no solo para el sustento de los astronautas, sino también como fuente de hidrógeno y oxígeno para futuras misiones espaciales. Aunque algunos creen que la Luna podría contener otros recursos valiosos como el helio 3, utilizado en la fusión nuclear, su extracción y uso en la Tierra aún están muy lejos de ser una realidad.
Un futuro lleno de posibilidades e incertidumbres
La carrera hacia la Luna está llena de potencial, pero también de incertidumbres. Mientras algunos imaginan un futuro con bases lunares habitadas permanentemente y una economía espacial floreciente, otros advierten que las dificultades técnicas, económicas y geopolíticas podrían limitar los logros a misiones científicas ocasionales. Lo que está claro es que, en los próximos 10 a 20 años, la humanidad tendrá que tomar decisiones cruciales que determinarán su futuro en la Luna y más allá.
Luca Parmitano y otros astronautas como él sueñan con caminar sobre la superficie lunar, pero saben que el camino hacia ese sueño está lleno de desafíos. “La exploración espacial puede dar respuestas a algunas de las cuestiones fundamentales de la humanidad”, dice Parmitano, recordándonos que, aunque el futuro en la Luna es incierto, el esfuerzo por llegar allí podría enseñarnos mucho sobre nosotros mismos y nuestro lugar en el universo.
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