Haciendo honor a aquella frase que bien dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, la especulación inmobiliaria vuelve a nuestras vidas de forma infame, sabedora de nuestras debilidades como ser supuestamente cabal, jugando con el miedo de quien cree que sino aprovecha la oportunidad que se le presenta jamás volverá a tener otro, y la de quien sabiendo de aquellos miedos y aprovechando circunstancias y coyunturas, se aprovecha de ello.
¿De verdad aprendimos?
La crisis nos golpeó como solo la vida sabe golpear, haciéndonos ver lo ridículo que podemos llegar a ser, con nuestros aires de grandeza, jugando a tener el mejor coche, la casa mas grande, el televisor último modelo… No fue más que una ilusión, promocionada por entidades bancarias que, junto con las inmobiliarias, nos hizo creer el mantra que toda hipoteca que firmábamos era una ganga o por concesionarios aduladores que insistían en que “alguien como nosotros” no nos podíamos conformar con menos que el modelo de alta gama.
Pero todo tenia un lado bueno: ahora éramos más sabios, habíamos aprendido la lección. Éramos menos ingenuos, ya no podían volver a jugar con nosotros, gastaríamos nuestro dinero con cabeza y si nos intenta hacer el mismo juego ya no podrán con nosotros…
Alquiler, la nueva especulación
…Pero no!! Otra vez lo han vuelto hacer, otro momento que aprovechar, ya no nos dan hipotecas como antes y tampoco queremos ser esclavo de una de ellas, por ello el alquiler esta en auge y las inmobiliarias, siempre atentas a la oportunidad, juegan con los precios, adquiriendo bienes inmuebles en masa en cada barrio de gran ciudad, haciendo negocio con el alquiler a turistas (en muchos casos sin licencia) aumentando el precio, cobrando altas comisiones y dificultando el acceso a una vivienda a gran parte de la población.
La ciudad condal, la más afectada por la especulación de los alquileres
Caso sangrante es el de Barcelona, donde el alquiler a extranjeros se a disparado subiendo hasta un 20% el precio del alquiler en algunos casos y provocando, en última estancia, el éxodo de residentes de la ciudad condal a las afueras de la misma.