
Impulsada por los objetivos de la Ley de Eficiencia Energética (21.305), la nueva normativa reemplaza la confusa escala «A+» por un sistema único de la A a la G, buscando mayor transparencia para el consumidor.
En medio de desmesuradas alzas en las cuentas de la luz, que han disparado el costo de la electricidad en el país, Chile ha puesto en marcha una actualización crucial en la forma en que medimos la eficiencia de nuestros electrodomésticos. Se implementa una nueva etiqueta de eficiencia energética, diseñada para ser más clara, exigente y transparente, permitiendo a los consumidores tomar decisiones informadas que impacten directamente en su boleta mensual.
El impacto de la energía en el presupuesto es innegable. Según datos de la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN), el Índice de Precios de Suministro Eléctrico alcanzó 187,78 en marzo de 2025 (con base 100 en 2018), lo que implica una dramática alza del 59,6% solo entre mayo de 2024 y marzo de 2025. En este contexto, el consumo de los electrodomésticos se vuelve un factor crítico. La antigua etiqueta (con sus categorías A+, A++, A+++) había perdido efectividad; la tecnología avanzó tanto que la mayoría de los productos se concentraba en las clases superiores, impidiendo al consumidor diferenciar cuál era realmente más eficiente.
Para las empresas líderes de la industria, este cambio es visto como una evolución necesaria. Teresa Cruz, Brand Manager de Home Appliances Solutions, explica que “estamos frente a un avance crucial en materia de transparencia. El sistema ‘A+’ había cumplido su ciclo; en un contexto de alzas eléctricas como el actual, el consumidor necesita información clara, y no confusa, para gestionar su consumo. La nueva escala de la A a la G es mucho más exigente y honesta, permitiendo a las personas identificar qué electrodoméstico es realmente más eficiente y tomar control de su consumo. Es un desafío para la industria, pero un beneficio directo para el usuario y el país”,
¿Cómo funciona la nueva etiqueta?
El nuevo sistema, homologado con los estándares más exigentes de Europa, elimina la confusión de los «A+». Ahora, la escala es una sola, que va de la letra A (color verde, máxima eficiencia) a la letra G (color rojo, menor eficiencia).
Este reescalamiento es clave: un producto que antes se etiquetaba como «A+++» ahora podría perfectamente ser un «B» o «C» en la nueva escala. Esto no significa que el electrodoméstico haya empeorado; significa que la vara de medición es mucho más realista, empujando a la industria a seguir innovando. Además, la etiqueta incorporará un código QR que permitirá al usuario escanearlo y acceder a una base de datos pública con información detallada del producto.
¿Qué electrodomésticos la llevarán?
La implementación de este nuevo estándar comienza con los electrodomésticos que representan una parte importante del consumo eléctrico en un hogar promedio. En esta primera etapa, la nueva etiqueta se aplicará a:
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Refrigeradores
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Congeladores
Se espera que la normativa se expanda progresivamente para incluir otros aparatos eléctricos en el futuro.
Un avance para el bolsillo y el planeta
Este cambio representa un doble avance. Para las personas, es una herramienta concreta de ahorro y transparencia. En un escenario de costos eléctricos al alza, poder comparar de forma fidedigna el consumo anual (expresado en kWh/año) permite elegir el producto que realmente gastará menos.
A nivel país, la medida es fundamental para la sostenibilidad. Al establecer un estándar más alto, se incentiva la importación y comercialización de tecnologías más eficientes. Esto ayuda a regular el consumo energético nacional y, al mismo tiempo, a cuidar el medioambiente, ya que una menor demanda de electricidad se traduce directamente en una menor quema de combustibles fósiles y, por ende, una reducción en las emisiones de CO2. Es un paso tangible que alinea a Chile con los objetivos de eficiencia energética y carbono neutralidad establecidos en la Ley 21.305.
