Revista Economía

La nueva Ley del Empleo no acabará con la temporalidad

Publicado el 03 enero 2022 por Pacolopez

Y no es insuficiente porque esté mal hecha, sino porque acabar con la temporalidad no es un problema legal, es un problema social y económico. Y los problemas sociales no se cambian en días o en años, se cambian en décadas. A veces en siglos...

España, como otros países, tiene un problema con el empleo porque tiene un problema con la educación de las personas (empresarios, directivos, empleados y consumidores y funcionarios), con la solidez de sus empresas (que hacen una escasa aportación de valor y tienen una baja productividad, en gran parte causa y efecto de su reducida dimensión) e incluso con la debilidad de su modelo político y fiscal (por ejemplo poniendo trabas fiscales a que las empresas superen los 50 empleados, y no hablemos del exceso de regulación y la corrupción que va unida a la baja cualificación de muchos de sus funcionarios).

Las empresas débiles, de baja calidad, de bajo valor añadido, mal gestionadas, ya sean peluquerías, bares, constructoras o instaladoras de persianas... solo encuentran una vía para su supervivencia en el pago de salarios bajos y los contratos temporales; muchas de ellas bordeando la economía sumergida...o saliendo y entrando en la misma.

Es un círculo vicioso del que cuesta salir. Empresas precarias conllevan salarios precarios. Empresarios precarios contratan a empleados precarios.

Este fin de semana leía un artículo del catedrático Josep Oliver en La Vanguardia que defendía la tesis de que la contrarreforma laboral del gobierno español no va a suponer la desaparición de los contratos precarios, porque para que eso ocurriera habría que acabar con las empresas precarias, y eso nos costará años. Y habrá que empezar por los colegios. Es en ellos en los que hay que enseñar mejor, apostar por la innovación y por la cultura empresarial, y luchar desde todos los ángulos por la reducción del abandono escolar.

¿Por qué existe esa precariedad en el país? Porque no nos esforzamos, no inventamos ("que inventen ellos"), no innovamos, nos limitamos a imitar, a conformarnos con la mediocridad, lo que nos hunde en una economía de commodities, en la que la lucha consiste en hacerlo más barato; todo está basado solo en el precio. Todos, empresarios, empleados y clientes, juegan a la baja. A ver quien lo hace: contratar, trabajar, comprar... al menor precio. Y así todos somos precarios; es decir, pobres. Y no salimos del pozo.

¿Alguna vez nos daremos cuenta? ¿Alguna vez empezaremos a actuar sin echar las culpas al otro?


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