Ya han pasado más de 10 meses desde que empezamos con esta situación de emergencia sanitaria, todo asociado a este nuevo virus pandémico llamado COVID, el cual aún no tiene cura y sigue maltratando brutalmente a todo el mundo, en donde hemos tenido que aprender a vivir en encierro por varios meses, saliendo lo mínimo necesario, solo para poder abastecernos de los recursos necesarios, todo para poder sobrevivir en cuarentena.
Meses después pasamos a un estado de reactivación parcial, donde poco a poco diversas empresas han logrado ir entrando en labores, como ha sido mi caso, yo he vuelto al trabajo desde Julio del 2020, sin embargo, aún se mantienen muchas de las nuevas reglas de convivencia que ahora forman parte de esta "nueva normalidad".
Esta situación nos ha afectado a todos, algunos más que a otros, incluso al inicio del brote el año pasado, yo pensé que esto nunca iba a llegar a nuestro país, craso error, si se hubieran tomado las medidas desde el inicio talvez podríamos estar mucho mejor, pero como en este mundo somos reactivos, recién cuando se detectaron los primeros casos fue cuando todos entraron en modo prevención y contención, algo que veo que no funcionó tan bien, ahora 10 meses después seguimos funcionando a medias.
La nueva normalidad en la que vivimos ahora incluye no poder acercarte a nadie, ni siquiera a tu familia, saludar de lejos, bañarte en alcohol, usar mascarillas, protectores y mantener un encierro parcial. La educación es totalmente a distancia, no creo que las aulas vuelvan a llenarse hasta el próximo año, además ahora todo es virtual, incluso el trabajo es a distancia, aunque yo sigo viajando a la oficina casi a diario, pero por suerte utilizando una bicicleta para mantener mi espacio.
Esta nueva normalidad ha afectado nuestros bolsillos, a mí me llegaron a recortar el sueldo por un tiempo, pero redujeron las horas de trabajo para equilibrar la balanza. Sin embargo, hay otros miles que no han tenido tanta suerte y han perdido sus trabajos y han dejado sus estudios. Yo dictaba clases en la universidad, pero ahora lamentablemente ya no, se han reducido la cantidad de salones porque los grupos de estudiantes han aumentado a 50 alumnos en promedio, obviamente, hay casos en que algunas familias han tenido que cambiar sus prioridades, los estudios han pasado a segundo o tercer plano.
En nuestro caso, la Bubu ha tenido que acostumbrarse a recibir sus clases a través de una pantalla, con una cámara y un micrófono, a tenido que adaptarse y ver a sus amiguitos en una pantalla, hablar por video conferencia, manejar zoom y otras cuantas herramientas nuevas. Sus clases se redujeron a turnos cortos de 30 minutos, a tener 3 o 4 clases en un día, se intensificaron las tareas, así que parte de la responsabilidad de las clases recayó en nosotros. Todos los días teníamos que colgar los trabajos en el portal del colegio, fotos o videos, era trabajo extra que se tenía que hacer, parte de estar en el colegio.
Nuestra hija extraña ir al colegio, ver a sus amiguitos en persona y jugar con ellos, es algo que no podemos evitar, siempre que puede nos lo recuerda. Tampoco podemos ir a los juegos, salir a comer a la calle, ir a ver a sus abuelos como antes, aunque ahora podemos salir un poco más tratamos de evitar los lugares con demasiada gente, la Navidad ha sido la prueba más grande que hemos tenido.
Creo que no hay una mejor forma de resumir nuestra actual situación, hemos perdido demasiadas cosas y aún nos falta mucho camino por recorrer.