Revista Educación

La nueva normalidad en Servicios Sociales

Por Samuel Núñez Pestaña @saropa22
La nueva normalidad en Servicios Sociales
Artículo de Begoña García Álvarez, Socióloga y Trabajadora Social.

Hemos entrado en una nueva fase de relación con el Covid19. Tras el confinamiento, las esencialidades y excepcionalidades, han llegado desconfinamientos, desescaladas y ahora la Nueva Normalidad.   Esta Nueva Normalidad nos dicen que es el camino de retorno a la antigua de nuestra vida cotidiana pero ahora condicionada a la necesidad de nuevos hábitos ycomportamientos sociales y laborales. El distanciamiento social, las medidas de seguridad, protección e higiene serán el marco de nuestras actuaciones.    La mayoría de los profesionales de losservicios sociales desde el primer momento del confinamiento, hemos estado realizando trabajo no presencial, atendiendo a través del hilo telefónico. Han sido tres meses recibiendo y haciendo llamadas a nuestros usuarios, valorando sus necesidades, intuyendo lo que albergaban sus silencios yescuchando los relatos de sus confinamientos con la nueva modalidad de trabajo bajo el código ERTE, que les dejapatente su incierto futuro.    En todo este proceso del camino hacia la Nueva Normalidad a todos nos importa el qué y para quépero adquiere gran significado el cómo. Veamos. Pongámonos en la piel de usuario que se acerca al a los servicios sociales, con la obligada mascarilla,entre alfombras de desinfección y secado, flechas de señalamiento de ida y vuelta ,recibido por unapersona que le toma la temperatura , le ofrece el gel de desinfección y lo conduce al despacho del profesional que los recibe tras una nueva pantalla, con categoría de mampara , y tras esta visualiza a su trabajador/a social también con mascarilla dispuesto a explorar las escaladas y desescaladas de su Nueva Normalidad. Y en las visitas domiciliarias, presentándonos enfundados en batas, mascarillas y guantes, algunos usuarios desconfiados y susceptibles quizás se muestren más escépticos e inseguros. Otros se acostumbrarán a nuestro nuevo traje y pronto lo verán normal.   Hay que reconocer queno es esta Nueva Normalidad, la más idónea para valorar dependencias, exclusiones y vulnerabilidades y que los limites en la relación profesionalse convierten enobstáculos y símbolo de “anormalidad”, más que de normalidad.       Y para ejemplo el del mi primera atenciónen laesta nueva Normalidad. Una mujer me habla tras su mascarilla, de su depresión, del maltrato psicológico recibido por parte de su ex pareja, de su no denuncia por miedo, del dolor de la mentira, de su presente en soledad, sin medios económicos, de su tratamiento psicológico y de su incierto futuro. Pregunta por el trámite de la prestación solicitada. Cuando le comunico la concesión de la misma, veo en unacara que no conocía hasta ese día, como después de tanta angustia, sus lágrimas empapan la mascarilla que le sirve de dique de contención y la hace inservible en un momento. “Qué protección tan innecesaria para esta situación “, me digo. Este virus no sabe de sentimientos… La invitoa que aparte la mascarilla para dejar fluir sus lágrimas sin obstáculos. Cuando lo hace, por primera vez veo por completo una cara que había imaginado distinta en conversaciones telefónicas mantenidas durante el confinamiento. Retirarla le proporcionó una mayor dosis de dignidad y libertad y quitar la mía ayudó a hacer más humana la atención profesional.   Esta Nueva Normalidad estoy segura que nos obligará en muchas ocasiones como esta a prescindir de las imprescindibles mascarillas para ejercer la verdadera normalidad del trabajo social.

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