“La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino solo por falta de significado y propósito”. Victor Frankl
Desde el punto de vista psicológico, la cuarentena por COVID 19 ha significado una provocación intelectual. Hemos tenido que procesar una gran cantidad de información, mucha de ella contradictoria, en poco tiempo y eso ha complicado la estabilidad del circuito : pensamiento -emoción – conducta.
¿Cómo funciona ese circuito? Una idea que surge a partir de algún dato, una información, una determinada situación en la que nos vemos inmersos activa emociones que resultan en una conducta de “ataque o huida”, enfrentamos o evitamos vivir ese momento.
Ese circuito puede también ser resultado de emociones vinculadas a vivir algún evento que desencadena pensamientos, recuerdos etc., o una respuesta a una acción cuyos resultados nos genera una creencia y una emoción asociada. Aquello que solemos decir : “El que se quema con leche, ve una vaca y llora”. Una experiencia, genera una creencia que se reproduce emocionalmente cuando volvemos a exponernos a la misma situación.
Y una de las palabras claves que usa la mente para procesar información es “normal”, un vocablo que sugiere que algo es habitual u ordinario, se haya en su estado natural o se ajusta a una regla . Pero ¿Qué significa -realmente- “normal”? ¿Por qué lo que es “normal” para alguien pudo ser anormal para otro? ¿Quién decide lo que es normal y lo que no?
Charles E Scott, profesor emérito de filosofía de la Universidad de Vanderbilt, observa que la palabra ·normal” lleva implícito un poder o autoridad para distinguir cosas o situaciones. Así es que la mente se desliza furtivamente desde la descripción a la prescripción.
Por ejemplo, a partir de un hecho observable (mucha gente es heterosexual) se concluye rápidamente una jerarquía en la cual la heterosexualidad es la correcta, mejor o más natural orientación sexual. El hecho a partir del cuál instalamos una categoría, se transforma en un standard, una norma y todo aquello que es divergente no solo pasa a ser distinto sino que es “anormal”. Esto supone sentimientos y emociones asociadas y conductas legitimadas más allá de cualquier otra lógica. Lo “normal” es así casi siempre mejor que lo “anormal”.
¿Por qué funcionamos así? pues porque necesitamos calmar nuestro miedo a lo que no conocemos, sentirnos parte de un grupo que comparte certezas, legitimar nuestras acciones por más arbitrarias que resulten. Lo normal resulta ser sinónimo de “mejor”. Generalmente no suele haber evidencia que indique qué condición es normal o no.
Por eso generalmente se recurre a la estadística: será normal aquello más frecuente, aquello que la gente hace habitualmente. “Normal” es lo que un grupo acepta hacer, por eso es impensable un individuo aislado “normal”. Otra forma de definirlo es en base a un ideal de armonía o de “como debe ser”. Por último, apelamos al pensamiento científico que define la normalidad en términos de cómo hemos sido biológicamente diseñados, la ecología bio psico social, que hace que descartemos todo aquello que no contribuye a nuestra supervivencia como especie, por ejemplo: “es normal querer, cuidar y proteger a nuestra descendencia”,
Estas tres definiciones de normalidad :
- estadística
- aspiracional
- funcional
Suelen conectar una con otra en nuestro día a día. Cuando observamos los discursos post COVID-19, notamos que uno de los conceptos que rápidamente se ha instalado es el de “nueva normalidad”, que más o menos parece significar que, una vez que logremos como grupo humano global contener la pandemia, la mayoría volveremos a ser los que eramos 1) pero como sociedad consensuaremos cambios de hábitos 2)que serán mejores, más éticos y más seguros 3) para la supervivencia de nuestra especie.
El lema parece ser : ” Lo normal es + seguro”. Esta es una de las razones por las que, respuestas políticas como la de Suecia en su estrategia frente al coronavirus resulta “anormal” y ha estado sujeta a cuestionamientos y debates. ¿Es normal apelar al criterio y la responsabilidad individual para contener una amenaza a la vida y el bienestar o debe prevalecer la opinión del rebaño?
Y, ¿Qué dirá el rebaño acerca de las nuevas -y seguramente arbitrarias-normalidades que es necesario instalar?
Ahora bien : ¿Debiéramos usar alguno de los tres criterios de “normalidad” para diseñar nuestro “después de”? Y si la respuesta es sí, ¿cuál se instalará como el más importante?Lo que queda claro es que la mente humana necesita certezas, soporta mal la libertad y peor las ambiguedades. Los meses (y años) que vienen estarán llenos de situaciones nuevas en nuestra historia como especie. TODOS seguiremos enfrentando escenarios desalentadores para los que no estamos preparados : los médicos, los científicos, la industria de los medicamentos, el comercio, el turismo, la enseñanza, las reglas sociales cotidianas, la religión, la ética, la política, los déficits financieros, las quiebras económicas, las pérdidas de vidas humanas, las nuevas enfermedades, el ambiente.
Pero también existirá la posibilidad de entrenar la creatividad, la innovación, el pensamiento complejo, la forma de tomar decisiones, los nuevos hábitos saludables, la sustentabilidad, la ejercitación de otra escucha a nuestros gobernantes y también a nuestra pareja, nuestros hijos o nuestros colegas o compañeros de trabajo y desde luego, a nosotros mismos.
Todo será un desafío que deberemos pasar por el escaner de nuestros pensamientos y emociones para decidir cómo actuar en este re diseño de nuestro proyecto personal en otros contextos.
¿Vamos a “normalizar” valores como la equidad, la responsabilidad y el sentido común? ¿Vamos a colaborar en nuevas tramas del tejido social para evitar que un virus nos vuelva a sorprender en nuestras contradicciones aceptadas como “normales”?.
En este sentido una estrategia para conjurar el miedo a lo desconocido es ordenar nuestros pensamientos comenzando por la idea ” Vamos a construir una nueva normalidad” y haciendo más énfasis en el “Vamos a” que en una nueva normalidad”.
Así, a pesar de los enormes desafíos que enfrentamos como individuos y como comunidades locales y globales nos será más fácil entender que estamos construyendo un futuro, que puede ser consensuado o no, dinámico, complejo y contradictorio pero que existirá : “Vamos a” supone que no estamos seguros de nada, no sabemos cómo será ese futuro, solo sabemos que estamos yendo a su encuentro y eso es muy tranquilizador. No tenemos respuesta a esas preguntas que hemos planteado pero ya las encontraremos y, como decía Machado, “el camino se irá haciendo al andar”
Desde el psicoanálisis freudiano, se trata de reivindicar la pulsión de vida . -Eros- en su infinita capacidad de construcción para conjurar a la pulsión de muerte-Tanatos- que nos puso a modo “duelo” por todo tipo de pérdidas desde hace cuatro meses.
Es una enorme oportunidad evolutiva, desde cada proyecto personal que deberemos pulir para dejar atrás ideas, prejuicios, objetivos, ejercitando sentimientos como la esperanza y la confianza como escudo frente al miedo, pero también desde cada proyecto comunitario y regional, para abandonar modelos caducos de gestión que en esta crisis han puesto de manifiesto su vacuidad ideológica y moral.
En términos humanísticos no es otra cosa que, siguiendo a Victor Frankl, recordar que existe una enorme distancia entre una persona que está preparada para superar una situación adversa y una persona que no lo logra y es que la primera es alguien que DECIDE, que elige ser una cosa u otra, a pesar de las condiciones que le toque vivir.
En términos filosóficos, ese “Vamos a” ha sido siempre la norma no solo de la humanidad sino de toda forma de vida, se trata de pensar-nos desde la evolución. Es lo que Henri Bergson, definía como “impulso vital”, esa fuerza misteriosa que nos impulsa hacia un futuro abierto que parece sostener todas las formas de vida. De hecho, este impulso ES la vida, “desde sus orígenes ha sido la continuación del mismo impulso que, en líneas divergentes, ha evolucionado.”
Sea lo que sea, lo llamemos como lo llamemos, “LO NORMAL” humano siempre ha sido “Vamos a”, siempre hemos basculado de lo normal a lo nuevo que se normaliza, solo se trata de alinear nuestros pensamientos y emociones en esa certeza y actuar en consecuencia.
Fuente:
https://www.bbc.com/future/article/20200424-why-it-will-be-so-hard-to-return-to-normal
https://www.bbc.com/news/world-europe-52395866
https://filadd.com/doc/diccionario-de-psicoanalisis-laplanche-y-pontalis-2
The question, then, is why would you use the word “normal” at all?