Y cuando desperté Il Cavaliere seguía ahí. Esta es la obsesión que va creciendo en Italia. Il Cavaliere Berlusco sigue comandando la nave italiana en su propio beneficio.
Todo un sistema mafioso instalado en el centro del Estado italiano que se extiende como un pulpo donde sus tentáculos llevan a las empresas de imperio Berlusconi. Todo un entramado desde el corazón político de Italia que pretende perpetuar la figura de Silvio Berlusconi y su patrimonio.
Durante años el gobierno de Berlusco ha campado por sus lares, haciendo y deshaciendo ante una oposición frágil que con continuos cambios de líder no ha conseguido parar los pies al Cavaliere. Pier Luigi Bersani, el último, tampoco parece inquietarle demasiado.
Sin embargo, el poder del empresario más rico de España no está pasando por su mejor momento. Su gran aliado Fini, el neofascista convertido a la democracia, se separó de él, aunque todavía le ha prestado oxígeno para mantenerse en el poder. Gracias a él ha podido salvar, la semana pasada, la disolución de las cámaras y la convocatoria de nuevas elecciones. Pero está preparándose para desbancar a Berlusconi y ser el nuevo líder de la derecha italiana.
Mientras tanto, D. Silvio haciendo de las suyas. En otro de sus excesos, a los que nos tiene acostumbrados, anteayer, le pillaron contando chistes sobre judíos y jueces y alardeando de Don Juan.
No obstante, la oposición más importante del presidente payaso le viene de fuera del parlamento italiano. Y se enmarca en la red. En Internet la oposición a Il Cavaliere es fuerte.
Por un lado está el actor, cómico y escritor Beppe Grillo, cuya blog en Internet es el blog político más visitado en Europa, quien organiza un contrapoder desde hace dos o tres años, capaz de sacar de sus casillas a Berlusconi, y capaz de aglutinar y convocar a mucha gente en contra del presidente.
Un movimiento popular que pretende echar a Berlusconi del poder, sin tener ninguna relación directa con los demás partidos, y cuyo objetivo primordial es conseguir la igualdad ante la ley para todos los ciudadanos, incluidos los políticos y que se elabore una norma para que quede regulado el conflicto de intereses, de manera que un empresario no pueda meterse en política, y, de esa forma, que no puedan surgir más Berlusconis.
Italia se mueve. ¿Será suficiente para que estemos hablando de la última legislatura de D. Silvio? Lo que parece claro es que las fuerzas surgidas fuera del parlamento, en la red, tienen una gran importancia y debe ser canalizadas institucionalmente si se quiere conseguir el gran objetivo: Que Berlusconi pierda las próximas elecciones.
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