La Formula 1 se está demostrando en los últimos tiempos como una competición rígida, difícil de adaptar a corto plazo a las necesidad de convertirse en un espectáculo atractivo para el público. Esta vieja Formula 1 sigue teniendo el componente histórico-romántico de los amantes de una competición que en un tiempo pasado fue indudablemente más adictiva.
Las grandes escuderias clásicas como Ferrari, McLaren, Williams, Renault, Mercedes o incluso ya también Red Bull siguen siendo parte de un espectáculo donde difícilmente se producen grandes sorpresas en las victorias de cada carrera.
El binomio Hamilton-Mercedes tampoco ha ayudado precisamente a superar esa idea de que la Formula 1 es un deporte sumamente predecible.
La cuestión está en que a pesar de que el gran circo de la Formula 1 siga teniendo los mismos artistas que en los últimos tiempos parece que ha llegado a la competición un halo de aire fresco, una renovación.
El gran artífice de que la Formula 1 pueda dejar de ser un deporte monótono es el gran Max Verstappen, que es uno de esos pocos pilotos que es capaz de sacar a su coche más de lo que nadie puede esperar, tanto como para incluso haber llevado a la victoria un coche con motor Honda.
El problema que tenía Verstappen es que le faltaba una pareja de baile a su altura y todo parece indicar que la ha encontrado en un joven piloto monegasco de Ferrari.
Max Verstappen y Charles Leclerc son la esperanza de la nueva vieja Formula 1
La reglamentación y el campeonato en general sigue a grandes rasgos igual pero Leclerc y Verstappen han logrado protagonizar duelos propios de otro tiempo donde los coches permitían una mayor igualdad y brega entre los pilotos.
Ambos son muy jóvenes, tienen un gran talento y sobre todo están ya en equipos que aspiran a ganar carreras.
Esto ha hecho que ambos estén en disposición de promover un nivel de espectáculo y competición que la Formula 1 necesita.
Esperemos que mientras que llegan cambios imprescindibles en la competición para mejorar su atractivo, la rivalidad entre Max y Charles y Charles y Max nos siga pudiendo ofrecer "eso" que nos hizo enamorarnos una vez del deporte rey del motor.