Al volante de Málaga desde hace dos años, Manuel Pellegrini mantiene el control del auto y le hace espacio en los primeros lugares de la prueba. La última vuelta de 2012 lo encuentra -por primera vez- en los octavos de final de la Champions League. El Milagro Europeo, tal como lo rotuló la prensa luego del triunfo histórico contra Milan, también acelera fuerte en el campeonato español. Aparece en el cuarto puesto, a sólo dos puntos de Real Madrid, al que hace horas nomás dejó en boxes y con el jefe de la escudería desorientado. “Es una alegría brillante terminar el año así, porque ha sido brillante”, reconoce el DT chileno. Lo dice con la sonrisa incrustada en el semblante. Está satisfecho con su obra. Siente, una vez más, la efectividad de su manual de conducción. Ese que lo llevó a tener éxito en San Lorenzo, River y Villarreal. Y que dejó conocer en las páginas de Fútbol por dentro, el libro de los técnicos: “Lo importante es ser la cabeza visible, marcar un camino y una conducción para que el plantel vaya mejorando mucho e identificarse con una idea”.