El espectáculo de egoísmo, bajeza y miseria que están ofreciendo los políticos españoles y su escandalosa ausencia de generosidad y amor a España es terrible y vergonzante. Nadie entiende cómo ha podido acumularse tanta basura en la política y tanta podredumbre en el poder. ---
Si Pedro Sánchez amara a España y fuera un político digno y decente, permitiría un gobierno PP-Ciudadanos, absteniéndose, antes de que la bellaquería que él mismo apadrina alcance el poder, pero él, como un pavo real arrogante y obcecado, se niega a otra cosa que no sea presidir el gobierno y lo hace con sólo 90 diputados, con medio PSOE en contra, con media España aterrorizada por su propósito miserable y después de haber sido derrotado en las urnas y obtenido los peores resultados del socialismo español en su historia.
En el otro lado del ring de la política española esta Mariano Rajoy, otro pavo real indolente y frustrante, que antepone sus intereses y los de su partido a los de España. Si amara a su nación, permitiría también un gobierno PSOE-Ciudadanos, antes de que los totalitarios de Podemos y los independentistas del odio se sienten en el Consejo de Ministros, de la mano del insensato Sánchez. Pero Rajoy, a pesar de haber perdido mas de tres millones de votos y de haber sufrido un durísimo castigo en las urnas, se siente ganador y está obsesionado también con el gobierno.
Les falta generosidad a ambos, dos especímenes sin valor ni grandeza, que exhiben, de manera ostentosa y vergonzante, las enormes carencias y fracasos de la clase política española.
El argumento principal de Sánchez, el de que la corrupción acumulada exige que el PP no siga gobernando, es también aplicable al PSOE, un partido que sigue ostentando casi todos los records en la miserable España de la corrupción y la podredumbre.
Los dos son impresentables e indignos de tocar siquiera el timón de España, pero Rajoy tiene más derecho a gobernar que Sánchez por haber cosechado casi dos millones de votos más, pero eso no le exime de culpa si al final, por su obsesión, el egoísta y ambicioso socialista demente logra un gobierno enemigo de España.
La sociedad española, al menos la parte consciente y preocupada por el drama presente, contempla asustada la bajeza de su clase política y se reafirma en su criterio de que con partidos como el PP y el PSOE, podridos de corrupción, egoísmo y abuso, el país está condenado a morir en manos de las hordas de bellacos que nos invaden, ya sean independentistas que destilan odio o podemitas que esconden, detrás de sus jóvenes rostros, el peor totalitarismo, deseos de revancha e incompatibilidad manifiesta con la libertad, con Europa y con la democracia.