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Hola! Este es el capitulo 12. Para leer la historia desde el inicio, visiten mi perfil.
La cita de aquella noche se pospuso. Así lo descubrió Claudia cuando regresaron a casa. Dominic no estaba y ella pensando que regresaría por ella algunas horas después, se puso a preparar una maleta con todo lo que necesitaría. Pero esperó por él durante horas. Al final triste y desconcertada su fue a la habitación que compartían. Revisó su celular constantemente en busca de un mensaje y nada.
Agotada se acostó a dormir. Cerca de media noche una fuerte tormenta eléctrica se desarrollaba. Sí, era una mujer adulta y sin embargo gritaba con cada relámpago. Pero era tan fuerte el sonido de la lluvia que nadie del servicio la escuchaba.No ayudaba el que la cortina estuviese abierta pero por nada del mundo se acercaría a la ventana.
«Quizás Dom llegue pronto…». Pensaba Claudia, para quizás de esa forma lograr calmarse.
Entonces una figura alta aparece en la habitación y se sitúa cerca de la cama, frente a la ventana. Claudia que hasta ahora había mantenido los ojos cerrados los abrió. El tipo sostenía un cuchillo en su mano y se dirigió a ella con claras intenciones de asesinarla, Para aumentar lo siniestro a la situación, un nuevo relámpago surcó el cielo.
Claudia saltó fuera de la cama y salió de la habitación. Sabía que el tipo pisaba sus talones, pero debía salir. Estaba por llegar a la sala cuando resbaló en lo que pensó, era un charco de agua. Pero al mirar alrededor vio a varios hombres de Dom muertos y a su lado un cuerpo. Trató de alejarse del sujeto pero resbalaba debido a la sangre. El intruso, ya a su lado, levantó la mano dispuesto a apuñalarla pero entonces suena un estallido y una mancha de sangre se expande por el pecho del tipo.
Claudia no podía quitar los ojos del sujeto. La miraba fijamente y aunque estaba muerto, era capaz de hacerla sentir miedo. Poco después mira hacia la puerta Dominic está ahí, al arma en su mano, su respiración agitada.Estaba despeinado, su ropa empapada pero nunca antes le había parecido más guapo.
— ¿Claudia?
Los ojos empezaban a cerrársele, justo antes de desmayarse vio a Dom yendo hacia ella pero no supo más. Al DESPERTAR se encontró en un lugar desconocido. Dom estaba a su lado y al verla abrir los ojos, el alivio cruzó por su rostro.
— ¿Dónde estamos?
—Una casa de seguridad. Debido a mi incompetencia, casi mueres hoy. Perdí a mis hombres también.
—Tú no eres el culpable —la voz de Claudia sonaba temblorosa y está teñida con miedo y desesperación.
—Mi gatita, tener miedo es normal y si me recriminases lo sucedido no me enojaría.
— ¿Qué sucedió? Traté de llamarte pero no pude lograrlo.
—Salí a acabar algunos negocios. Cometí el error de ir en un solo auto, pues no pensé que hubiesen problemas pero de camino nos sacaron de la carretera.
El chofer mató a dos y yo me encargue de uno de ellos. Traté de pedir que uno de los otros autos fueran por mí pero no logré comunicarme Caminé hasta acá y fue cuando encontré al tipo a punto de matarte.
—Los guardias tenían razón, no soy algo bueno en tu vida.
— ¿Qué mierdas estás diciendo?
Dominic se veía furioso, apretaba su mandíbula con mucha fuerza. Miraba a Claudia como si pensara que estaba loca.
—Podrías explicarte. Pues no entiendo cómo mierdas llegaste a semejante conclusión.
—Cuando no estaba en tu vida, los problemas se daban por situaciones normales del negocio…de tu mundo. Pero esto de hoy, lograron llegar hasta mí, lograron sacarte del camino y aislarte de tus hombres.
—Lamento que te atacara así, que vieras lo que viste en la casa.
—Pudieron matarte y sin embargo no lo hicieron pues todo esto es para darte un mensaje. Tienen poder para atacarte, para tenerte expuesto. Tienen poder para llegar a mí. Saben que soy tu corazón y ahora empezaran a tratar de asesinarme, el valor que tiene el lograr acabarte es mucho mayor ahora.
—Perderte queda fuera de discusión.
—Es mejor si me marcho. Es lo correcto.
— ¿Qué te hace pensar, que hacer lo correcto me interesa? Eres mía Claudia, nunca vas a irte de aquí. ´Nunca te maltrataré pero no voy a dejarte ir.
Claudia sabía que discutir con él no va a llevarla a ningún sitio y se pone de pie. Al acercarse a la puerta la mano de Dom sujeta su brazo y evita que salga.
— ¿Qué crees que haces?
—Si dices que a tu lado estoy segura, pues bien. Necesito ir a caminar. Puedes escoltarme si quieres pero necesito salir.
—Papá envió a seis sujetos. Iremos con ellos.
— ¿Qué tan lejos estamos de una heladería?
—Seis cuadras.
—Necesito mi cartera.
—Pagaré por tu helado. No me tientes Claudia, estoy a punto de encerrarte en una jaula de cristal.
—No me hagas temerte.
Dom mira en su dirección. La sujeta de la mano y la lleva al sillón.
—Necesitas descansar. Estás usando una camisa mía, pues no han traído aún las cosas que están en la casa.
— ¿No vamos a regresar?
—No. Pondré la casa en venta y buscaremos otro lugar.
—Gracias. No me veía capaz de regresar.
—Claudia, debes tenerme la confianza de decirme esas cosas. Aun si te comprara una casa nueva cada año, mi fortuna no se vería afectada. La casa que compremos la escogeremos ambos. Sé que quieres libertad pero necesito que por ahora esa libertad esté limitada a estar dentro de la casa.
Mandaré a comprarte todos los helados que encuentren y te dejaré sola si así lo quieres.
—Te lo agradezco. ¿Puedo empezar a mirar propiedades en internet?
—Eso me parece perfecto. Así escoges varias y luego vamos a verlas.
— ¿Tienes algún presupuesto en mente?
—No menos de dos o tres millones.
—Wow…es mucho dinero.
—Aquí en la ciudad encontrar una propiedad grande va a costar más que eso. Necesito que la casa tenga espacio para construir una zona residencial para los empleados.
Me gustaría que la gente de servicio acabe su turno y se marche, que lleguen solo si los llamamos. Así tendremos privacidad. No puedo asegurar eso en otros lugares a los que vayamos pero en nuestro hogar quiero que tengamos algo bastante normal.
—Voy a descansar.
El sueño reparador no llegó. Pero lo hicieron las imágenes de los cuerpos en casa de Dom. Solo que en sus sueños, quien yace muerto es Dominic.
Dom estaba charlando con sus padres cuando la escuchó gritar. Sin explicarle nada a su padre corre a buscar a Claudia. Al entrar arma en mano, la observa dormir.Por un lado se siente aliviado de que nada le sucedió, pero a la vez está furioso pues ella no debería haber sufrido una experiencia así. Se sitúa sobre ella, a horcajadas y le sostiene las manos. El terror se apodera de ella y trata« sin éxito » de alejarse.
—Suéltame
—Abre los ojos gatita…
—Déjame ir…Dom…está muerto…
—Estoy vivo, te necesito de regreso Claudia. Abre los ojos para mí. Déjame amarte, probarte que estoy vivo…mostrarte cuanto te deseo…
Los labios de Dom se posaron sobre los de Claudia, besándola con necesidad. Una necesidad llena de miedo por lo que pudo suceder, por amor y obsesión hacia su gatita.Claudia empezó a responderle casi al instante, sin embargo todo se detuvo cuando uno de los hombres de Dominic entró a la habitación. Se mantuvo con la cabeza abajo, nunca llegó a mirar a Claudia.
—Imagino que entrar así tiene una razón lógica,
—Jefe, debe venir al salón principal. Trajeron algo…a alguien…
— ¿Quién es?
—No me haga responder frente a la señorita. — Acompáñeme por favor.
Claudia se puso de pie y avanzó a la puerta, sin embargo Dom la sujetó del brazo con fuerza.
—Suéltame —gruñó Claudia, pero Dominic ni siquiera le respondió.
—Vas a quedarte aquí dentro, si sales de aquí estarás en problemas.
—Dom…
—No vas a desobedecerme en esto.
—Si me dejas aquí, nunca te perdonaré.
—Claudia, si me piden que vaya solo es porque representa algún peligro para ti.
—Contigo no estoy segura, quiero irme.
—Conmigo estás segura.
—Mientes, eres un maldito mentiroso.
El guardia miraba boquiabierto a Claudia. La joven tenía un lugar privilegiado en la vida del patrón, pero por la forma en que temblaba la mandíbula de su jefe, quizás la suerte de ella acabaría pronto—
— ¿Cómo puedes cuestionar eso?
—Si lo que está ahí es peligroso para mí y me dejas aislada es porque ahí no puedes protegerme.
Dominic agarra a Claudia y la levanta. No le importan sus chillidos. Ella hizo lo suyo pateándolo sin embargo ni siquiera le dolía. Avanzó con ella hasta el baño y la metió dentro.
—Si te da sed, ahí está el lavamanos, si quieres orinar o bañarte, tienes todo a tu disposición. No te equivoques conmigo, no soy un estúpido crío con el que puedes aplicar una estúpida psicología inversa. Si te escapas de aquí te llenaras tus manos de sangre
—No te entiendo.
—Si te escapas, asesinare a quien ponga a cuidarte.
—Dom…
—Ya hablé, Claudia.Claudia sollozaba sin poder controlarse. Quizás Dominic era….
Nada de quizás. Definitivamente era más peligroso que Andrea. Pasó mucho tiempo y Claudia seguía encerrada. El cansancio le gana y se acuesta sobre la alfombra del baño. En algún momento de la noche, unos brazos fuertes la levantan del suelo y la llevan a la cama.
—Tienes la piel muy fría. No quise tardar tanto pero sucedió algo muy serio. Tengo que contártelo pero no sé cómo vas a reaccionar.
—Dom…
—Trajeron una parte de un brazo. La nota dice que pertenece a alguien que conoces pero no dice quién. Me mantuve buscando en las cámaras de seguridad a quien lo trajo pero mantuvo oculto el rostro. Traje una foto del tatuaje que tiene en el brazo y me deshice del brazo. No vas a verlo pero el tatuaje sí. Necesitamos saber a quién de tu vida atacaron para proteger a quienes puedan ser los siguientes.
—Pero esa persona debe estar muerta.
—Lo está.
Cuando Claudia vio la foto empezó a gritar sin control. Dominic sabía que debía detenerla, iba a dañarse la garganta. Claudia trata de abandonar la cama pero Dom la encierra entre sus brazos y aprieta duro para que comprenda que no va a moverse de ahí. Horas despues el agarre de Dom se habia aflojado pero Claudia continuaba haciendose la dormida.
No estaba lista para hablar sobre el tatuaje ni sobre a quién pertenecía. Aunque esa persona formaba parte su pasado le dolía y no sabía por qué. Lo escuchó levantarse y salir, escuchó su auto salir y escuchó los pasos de quién vigila su puerta, yendo de un lado al otro.
Se asoma por la ventana, está en un segundo piso pero fuera hay un jardín pequeño que tiene un desnivel y hace que la altura disminuya radicalmente. Si se tira acabará golpeada pero no va a quebrarme un brazo.
Toma del armario de Dom algunas prendas de color negro. Los pantalones le quedan inmensos y el abrigo también, pero para huir de noche debe ir de negro. Se tira por la ventana y cae mal. Su tobillo se retuerce pero debe seguir.
No habia dado ni siquiera dos pasos cuando vio el auto de Dom regresando, decidida a no ser atrapada buscaba frenéticamente un escondite y ahí, en medio del jardín ve una especie de casa para perro en el jardín. Es amplia como para albergar un mastín. Mientras entraba rogaba a Dios que aquella no fuese una sorpresa de Dom y que le aparecieran los dientes de un can furioso.
Por ser pequeña y delgada no solo cupo dentro sino que en teoria no se veía desde afuera. Mientras abrazaba sus rodillas y sollozaba en silencio, pensaba en la forma en que todo se había ido a la mierda. Dom estaba fuera de si y acabó confírmándolo cuando escuchó un disparo, seguido de la voz de Dominic.
—Informa a los demás que la ineptitud se paga.
Trató de no hacer ruido mientras las lágrimas caian sin control. Pensó solo en irse y ahora estaba muerto alguien debido a su escape. Dom se marcha y le siguen tres autos más. Un guardia queda haciendo rondas en el jardín, calcula que pasa frente a su escondite cada quince minutos.
Pero ese margen no sirve de nada si no tiene a donde escapar. Mientras piensa en que hacer llega un hombre y se coloca frente a la casa de perro donde se escondo. Teme que sea uno de los hombres de Dom.
—Sé que estás ahí dentro. Mi nombre es Christos Zabat y vine a la ciudad a reunirme con Dominic. Esperaba por él fuera de la casa cuando vi todo. No hables si no quieres pero soy tu único boleto de salida de aquí. Distraeré al guardia y correrás al bosque. Debes ir a la parte alta de la colina, ahí te espera uno de mis autos. Te meterás dentro y mi chofer te llevará fuera.
No dijo nada pero podría ser su única salvación. Christos se acercó al guardia y lo llevó al frente de la propiedad.
Claudia corrió hasta que sus piernas ardieron y sus pulmones reclamaron. Efectivamente, una limosina esperaba y un chofer abrió la puerta. Aunque los vidrios estaban blindados se sintió más segura acurrucándose en el suelo del auto. El chofer trataba de calmarla.
—Señorita, a usted le han mentido. Todos, desde Andrea hasta Dominic y sus padres. Incluso Sebastián, quien no es su hermano de sangre, Pero el joven Christos va a contarle la verdad.
—Tengo miedo.
—Debe tenerlo. Dominic es peligroso y está obsesionado con usted. Vamos a alejarnos y llegaremos en dos horas a su nuevo hogar.
SIGUIENTE LIBRO
Dominic necesita a Claudia. Ella es lo único por lo que d

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