Revista Comunicación

La Ocasión Hace al Ladrón – Microficción

Publicado el 12 enero 2013 por Cosmoduende @cosmoduende

Dos hombres frente a una tumba en la capilla de Saint-Hubert. –El resto le será transferido a la entrega– El del abrigo negro asintió, ambos se estrecharon las manos y tomaron caminos separados al salir. –Es hora–, –atención al público en 5 min. cerrará el museo, por favor diríjanse a la salida más cercana– anunció la grabación.

Todas las puertas quedaron selladas, las alarmas activas y los guardias comenzaron sus rondas; la mayoría de las veces lo que tienes frente a tus ojos pasa desapercibido, o al menos, eso es lo que pensaba nuestro sujeto disfrazado con el uniforme de guardia mientras caminaba tranquilamente por el pasillo, no era tan diferente a otros de su tipo, complexión delgada, atractivo, cabello corto, sonrisa pícara, culto e inteligente, características que notablemente facilitan su labor, nuestro sujeto puso manos a la obra al entrar en la galería principal, donde la GIOCONDA descansaba de la atestada visita de turistas por ese día, él le sonrió –buon giorno signora– dijo haciendo una reverencia frente al cuadro de Leonardo, la observó detenidamente, admirándola
y estudiando su intrincado sistema de seguridad, rayos láser desde el piso al techo construyendo un entramado invisible, alarma sonora al contacto, combinación alfanumérica y un controlador térmico, –no será tan sencillo como imaginaba…tendré que ser creativo– se dijo a sí mismo.

Cualquiera fuera de la rama pensaría imposible o como mínimo complicado, sin embargo no estamos hablando de ningún amateur, nuestro chico es el mejor eso se los aseguro.

El somnífero que saborearon los verdaderos miembros de seguridad surtió efecto al instante, ¿quién puede resistirse a un delicioso pastel de chocolate enviado por “error” y totalmente gratis?, tirarlo sería un desperdicio, una blasfemia a la patisserie francaise, con esta treta nuestro ladrón tiene tiempo de sobra para concentrarse en el modo de sacar esa invaluable pieza de arte.

–Que bueno que traje estos juguetes– pensó él, cuando sacaba pequeños aparatos de la más alta tecnología, ocultos en el bote de basura de esa sala durante la tarde del mismo día; rompió su récord personal en neutralizar las costosas garantías antirrobo diseñadas por expertos, ahora solo tenía que remover el cuadro de su sitio, extendió las manos para tocarlo, contuvo su respiración para disfrutar el momento, con sumo cuidado lo alzó frente así, fascinado por la maestría de cada pincelada, por fin tomó un respiro, –Da Vinci conocía su arte–, mientras lo contemplaba sin previo aviso los ojos de la pintura se tornaron rojos, un rojo intenso fue lo último que quedó grabado en su memoria.

–Fin de la prueba número 9, detengan el magnetófono– ordenó una voz serena, –¡Ha sido todo un éxito como las anteriores!, ¡Sobresaliente!, ¡Lo felicito Dr. Irnajovich!, su trabajo aquí ha roto nuestras expectativas–.

El hombre de la bata blanca agradeció el cumplido. –Bueno muchachos que esperan, no se queden allí parados como estatuas, trasladen la nueva pieza a su lugar para la exhibición–.

–Como pueden apreciar nuestro museo cuenta con el más exclusivo sistema de protección para las obras expuestas–, explicaba el profesor Dippau director del MIAU (Museo Intelectual de Arte Universal) a la junta directiva que acudió a la demostración esa noche.

–Capturar a los ladrones era problema de la policía y no siempre nos satisfacían sus resultados, hasta ahora, habiéndola sustituido por esta ¡eficiencia!, ya no tan solo los atajamos in fraganti sino convertimos ese instante de fama internacional perecedera en una representación magistral de Arte Contemporáneo, en donde las piezas muestran una naturalidad en sus facciones, expresan la realidad del momento, esa fracción de sorpresa, incredulidad y temor que difícilmente puede repetirse esculpiendo a mano sin conocimiento de la anatomía y técnica necesarias, el aparato de justicia ya no es un inconveniente, la pena es inmediata–.

–¿Cuánto tiempo permanecerán como estatuas profesor?–. –Serán estatuas vivientes por lo menos durante 100 años, éstos ladrones son conscientes de lo que pasa a su alrededor pero no pueden hacer nada, este proyecto es confidencial y somos de los pocos afortunados que lo conocemos– dijo éste satisfecho.

–Están viviendo en carne propia el dicho “Ladrón que roba a ladrón 100 años tiene de perdón”, ellos hurtaron arte, nosotros… a ellos– enfatizó el profesor. –Ese es el precio del pacto entre ladrones– dijo el Dr. Irnajovich

El grupo de observadores caminó una vez más entre las estatuas, colocadas cara a cara con los originales de las obras que trataron de afanar.

–El proceso es simple, un agente del proyecto contrata al ladrón y éste es petrificado por una copia de lienzo holográfico propiedad de la Corporación Gorgona. La exposición “La Ocasión hace al Ladrón” abrirá sus puertas en dos semanas caballeros, todos están invitados, buenas noches– anunció en tono de despedida el director del MIAU.

El museo volvió a la calma, resguardando en su interior al proyecto Gorgona.

louvre-museum


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