Revista Viajes
Después de dos meses en la Patagonia chilena y ya con Awasi en marcha desde el 1 de octubre decidimos irnos a nuestro pueblito favorito del Mundo Mundial: El Chaltén, en la provincia argentina de Santa Cruz.Las comunicaciones aquí en la Patagonia son generalmente un desafío, especialmente en lo referente al tiempo, ya que las distancias son muy largas. Pero el trayecto de Puerto Natales hasta El Chaltén ya lo tenemos dominado de las veces que fuimos el año pasado.Llegamos a Natales por la tarde y fuimos a comprar los billetes al Rodoviario. Primera sorpresa: todavía es temporada baja por lo que las compañías no tienen buses diarios hasta El Calafate. Bueno, no pasa nada, justamente la empresa Cootra, con la que ya fuimos el año pasado, iba hasta El Calafate los martes y tenía un bus de vuelta los viernes que eran los días que necesitábamos.
Así que salimos a las 7:30 H de la mañana en un autocar de dos pisos de esos con asientos semi-cama lleno hasta la bandera. A los 10 minutos de salir paramos en el lado chileno de la frontera: teníamos un autocar y varios coches delante. El proceso fue lento y empezamos a intuir que no íbamos a poder enlazar con el bus hasta El Chaltén que sale de El Calafate a las 14:00 H.Una vez pasado el tedio del lado chileno tocó subirse al autobús para circular un par de km y pasar los trámites del lado argentino, algo más rápidos que los chilenos.Después de una hora de subidas y bajadas del bus por fin dejamos atrás Dorotea y fuimos hacia Río Turbio y desde allí ya directos hacia El Calafate.Entramos en la Estación de Ómnibus de El Calafate a la vez que salía el último autocar a El Chaltén de las 2 de la tarde, que obviamente perdimos. Como el siguiente autocar no salía hasta las 18:00 H decidimos probar haciendo autostop: son 220 km pero no hay absolutamente nada entre ambos pueblos.
Después de unos 20 minutos paró un señor y nos llevó hasta el cruce que lleva a El Chaltén: ya estábamos sólo a 158 km. Y ahí nos quedamos las siguientes 3 horas donde pasaron coches con únicamente una o dos personas dentro que ni nos miraron. Una furgoneta paró pero fue para que se bajase un señor mayor. Se puso justo detrás de nosotros y a los 5 minutos le recogió otra furgoneta: le odiamos mucho.Se acercaban las 6 de la tarde así que decidimos hacer autostop de vuelta para llegar a El Calafate a tiempo de coger el autocar para El Chaltén. Finalmente, sobre las 17:10 H, paró una furgoneta pick up. Eran Susana Toledo, diputada nacional por El Calafate, y su marido Gustavo que venían de hacer unos trámites en Río Gallegos.
Cuando ya podíamos ver El Calafate, justo pasando por el puesto de la Gendarmería Nacional, a la furgoneta se le terminó la gasolina: ya lo tenían medio previsto ya que el viento era muy fuerte y no habían repostado en Río Gallegos, que está a 300 km. Llamaron a un amigo suyo que llegó en seguida con un tanque de 100 l de diésel. Repostamos pero le había entrado aire al motor así que arrancar no fue tan sencillo.Susana y Gustavo fueron muy agradables y nos dejaron en la estación a las 17:55 H, justo a tiempo de coger el último autocar a El Chaltén, a donde llegamos a las 21:00 H, catorce horas después de salir de Puerto Natales.
Enrique & Marina
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