Revista Opinión
Publicaba el otro día El Mundo una entretenida crónica sobre cómo logró la CIA publicar el Doctor Zhivago, la legendaria novela de Boris Pasternak. La obra estaba prohibida en la Unión Soviética y la inteligencia occidental sabía que su publicación en ruso haría que la misma se acabase leyendo en la patria de los trabajadores. La crónica es buena y nos recuerda algunos datos que aún hoy siguen produciendo escalofríos: el gobierno comunista de Stalin ordenó, sólo entre 1938 y 1939, la eliminación física de veinticuatro millones de libros; o el hecho de que Aleksei Surkov lo amenazó de muerte en la prensa comunista occidental a Pasternak por atreverse a publicar la obra, ante el silencio cómplice de la intelectualidad europea, acostumbrada a mirar para otro lado ante los crímenes y el matonismo soviético, tal y como nos contó de manera magistral Tony Judt hace muchos años. Péguele un vistazo a la crónica firmada por María Ramírez, desocupado lector. Que para eso es sábado y Lisboa resplandecía...