Revista Opinión
GOTAS DE OPINIÓNLA OEA Y OTRAS ILUSIONESHe escrito otras veces sobre las falsas expectativas que conducen a pensar que los dictámenes diplomáticos pueden, por sí solos, resolver crisis locales. Digo que son falsas porque los organismos internacionales en vigencia están constituidos por representantes de gobiernos. Es mentira que tales representaciones sean de los Estados. Es obvio por dos razones: las designan un solo Poder Público, el Ejecutivo, y es éste quien tiene el privilegio de ejercer toda su influencia en el seno del organismo y, particularmente, sobre los demás gobiernos.Coloco esta inquietud en el tapete de la opinión pública, en el momento que lo considero más necesario que nunca. Tenemos a un pueblo en la calle dispuesto a inmolarse por el rescate de la democracia. Sistema político que ha sido prácticamente asesinado por una cruel y sanguinaria dictadura. Una tiranía que exhibe a sus perversos protagonistas casi con orgullo; nombres y rostros que es prohibido olvidar. ¡Ellos tendrán que pagar, durante el resto de su vida, el severo castigo que merecen y… que les espera!Pues bien, el pueblo heroico de Venezuela está escribiendo la página democrática más hermosa del último siglo: lágrimas, sangre y muerte es la tinta indeleble que se vuelve mensaje en las calles de nuestro país. La represión de la dictadura es bestial; y es así porque son bestias quienes han asesinado a casi 70 compatriotas, nombres y rostros éstos que tampoco podemos olvidar, merecedores como son de que honremos sus memorias. En este punto es indispensable señalar que toda bestia tiene hocico, cuatro patas y rabo. En algunos casos el rabo es de paja, y los hay peores y más peligrosos: son los que poseen un “narcorabo” larguííííííííísimo.Al abordar este tema, que ofrece aristas muy escabrosas, pretendo alertar al pueblo democrático y a sus líderes políticos y sociales sobre lo que podría denominarse como racionalidad de la lucha. En efecto, después de dos meses en la calle, a pesar de que se pueden computar importantes logros nacionales e internacionales, también es cierto que el régimen, aunque tambaleante, se mantiene en pie y reacciona como fiera herida. De ahora en adelante, según la mayoría de las estadísticas, surge la amenaza del cansancio. Por eso es casi una obligación mantenerse en la calle entre 48 y 72 horas continuas con una presencia similar o superior a la del 11 de abril del 2002. Porque sólo nosotros podemos derrotar al dictador y a sus cómplices. Jamás esperemos que la OEA ni otras ilusiones parecidas caminen en nuestra misma dirección.Antonio Urdaneta Aguirre @UrdanetaAguirreEducador – Escritor
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