Revista Cine
La ola (2008), de dennis gansel. curso acelerado de fascismo.
Publicado el 22 enero 2010 por MiguelmalagaTodos tenemos claro que el fascismo es un concepto que nos es ajeno, algo que sucedió nebulosamente en el pasado, porque los que nos precedieron eran gentes injustas o cobardes y se dejaron dominar, con más o menos entusiasmo, por unos gallitos de corral.
La premisa que plantea "La ola", una de las más recientes sorpresas del cine europeo, resulta muy interesante. ¿Cómo fue posible el nazismo en Alemania? ¿Es posible que algún día regrese? ¿Cuáles serían las premisas para tal regreso?
El profesor Wenger debe impartir a sus alumnos un seminario sobre autocracia y no se le ocurre nada mejor que hacerlo con clases prácticas. Aunque en principio los alumnos están excépticos y protestan por la sobredosis de culpa que se les ha transmitido como nietos de los responsables del nazismo (eso sí es memoria histórica, y no lo de nuestro país, pero eso es otro tema), pronto acogerán con entusiasmo la propuesta de su nuevo Führer.
Con una velocidad sorprendente, la mayoría de los alumnos acoge con simpatía su nueva situación: el hecho de pertenecer a un grupo homogéneo, la comodidad de abandonar las libertades individuales al arbitrio del grupo y su líder, el sentirse identificados por un símbolo, el identificar a los anarquistas como enemigos... El profesor Wenger empieza también a saborear las mieles del poder absoluto, aunque sea a pequeña escala... y el experimento se le acaba escapando de las manos.
Dentro del grupo de alumnos también existen disidentes, claro. También los hay en los paises totalitarios, gente que es capaz de pensar por sí misma y jugarse el cuello en la oposición al régimen. En dichos paises siempre hay élites: grandes industriales, banqueros y millonarios en general. Es curioso el incondicional apoyo que les suelen brindar al líder de la nación. Les es muy útil para mantener a la ciudadanía aborregada y sin un pensamiento propio. Ahora esa función la cumple a la perfección la televisión. En la película dichas élites están representadas por la dirección del centro, que observa con simpatía la disciplina que La Ola inculca a los alumnos. Claro que dicha disciplina suele ir acompañada por las semillas de la violencia...
Dennis Gansel , lejos de entregar una obra maestra, consigue una película entretenida, con buen ritmo y, sobre todo, reflexiva. Nos hace darnos cuenta de lo fácilmente que el fascismo puede penetrar en nuestra vida cotidiana. Como el hecho de que en pueblos como Vic o Torrejón de Ardoz se nieguen a empadronar a los inmigrantes ilegales, puede desatar la chispa que haga a algunos dirigentes políticos declarar que aquí no cabemos todos. Peligroso. La demagogia y el fascismo suelen ir unidos. Es fácil cargar con la culpa de una mala situación económica a los más débiles. Es útil, para los verdaderos culpables, los que han recibido toda la ayuda de los gobiernos para seguir enriqueciéndose desviar la atención sobre los verdaderos males y fomentar el debate acerca de quienes son ciudadanos y quienes son apestados sin derecho siquiera a una prestación médica.
LOS COMENTARIOS (3)
publicado el 28 enero a las 19:30
Gracias por tu reseña. Veré la película en cuanto pueda, ya que no tuve ocasión de verla en el cine. Y muy interesante tu valoración final. Jamás hemos de bajar la guardia, acomodados en la ignorancia del pasado, pues se repetirá
Saludos
publicado el 27 enero a las 23:43
Recomiendo la lectura de Ersnt Jünger para entender en algo la filosofia que alimenta al fascismo que no es en nada antinatural, mas bien era innovadora y revolucionaria en su época. Saludos
publicado el 27 enero a las 23:39
La demonizacion del fascismo como si fuera algo ajeno a los hombres es muy comun en la sociedad aborregada actual (que no la de los años 30) Cualquier veterano de la 1ª Guerra Mundial que se adhirió a las ideas del fascismo probablemente tuviera una concepción mas libre y existencial del hombre y de la vida que cualquier joven actual.No hagamos valoraciones de colegio y simplistas de ideas políticas que son tan legítimas como lo pueda ser el socialismo utópico.