Desde hace años Alemania va cuesta abajo. Somos los perdedores de la globalización. La política nos quiere hacer creer que el camino para salir de la crisis es siempre rendir más. Pero los políticos son sólo marionetas de la economía. La cuota de desempleo está bajando; somos el número uno en exportaciones. Pero la realidad es que los pobres son cada vez más pobres, y los ricos más ricos. La única gran amenaza es el terror, un terror que nosotros mismos hemos creado mediante la injusticia que permitimos en el mundo, y mientras que nosotros, poco a poco pero sin descanso, destruimos el planeta, unos cuantos supermillonarios se sientan por ahí y se frotan las manos, se construyen naves especiales y observan todo lo que pasa incluso desde arriba.
La ola de Morton Rhue.