Toda vez que va dándose por superada la pandemia de Covid-19, parece que va llegando el fin de la «epidemia del mono». Los primeros indicios de ralentización del brote de viruela del mono en Europa comienzan a acercarse al fin de esta emergencia sanitaria (o eso dicen).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se puede
acabar eliminando la viruela del mono» en Europa, tras las «primeras señales de ralentización del brote».
Lo que no queda claro es el rigor de las medidas a tomar para esa deseada eliminación más allá de esperar a que la naturaleza actúe. Porque dicen desde la OMS que para conseguir ese objetivo destacan actuaciones como el aislamiento de los casos, el uso apropiado de la terapéutica y de las vacunas, así como el compromiso con las comunidades afectadas.
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El aislamiento vale, sobre tratamientos médicos ahora veremos pero lo del citado compromiso parece de traca, sólo faltaría que no lo hubiese.
En uno de sus nuevos documentos de la OMS se refiere a las políticas de vacunación, de especial interés para los gestores de programas nacionales de inmunización.
En concreto, el informe versa sobre la planificación de los programas de vacunación contra la viruela del mono; especialmente en el contexto de los suministros limitados de vacunas y la necesidad de generar pruebas sobre su uso.
A esto me refiero con lo de poco rigor en las medidas. Hay poca cantidad de vacunas y sobre todo que todavía están por generarse las «pruebas sobre su uso». Es decir, que no sabemos si son necesarias, eficaces y seguras, luego no deberían usarse esos productos.
Resulta increíble que la mayor organización sanitaria del mundo pretenda «vendernos» la idea de que puede acabarse con una epidemia con métodos que aún no sabe cómo funcionan.
Y es que, como hemos publicado en el post titulado Cómo es tecovirimat, el fármaco experimental autorizado para la viruela del mono es un medicamento aprobado por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) que lleva el triángulo negro que se usa para comunicar que «está sujeto a seguimiento adicional».
Se supone que esto se hace para agilizar la detección de nueva información sobre su seguridad. Aunque luego la infranotificación de posibles daños provocados por los medicamentos es tan tan pequeña que resulta muy difícil actuar rápido ante una alerta (suponiendo que se quiere de verdad hacerlo).
Eso lo contamos en otro post bajo el título de Sanidad: 452 muertes tras vacunación Covid (por la baja notificación serán unas 9.040).
Así que ese fármaco está en pruebas. Su seguridad no se conoce bien.
¿Y qué sabemos sobre la vacuna para acabar con esta nueva epidemia? Hace nueve años, en junio de 2013, la Agencia Española de Medicamentos aprobó una vacuna contra la viruela ¡aún reconociendo en ese momento que en España NO había viruela!
El producto se llama Imvanex y está fabricado por Bavarian Nordic.
Como explican las autoridades sanitarias, no hay datos completos sobre su eficacia y seguridad ni sobre cuánto dura la inmunidad que proporcione.
Lo escrito, estos tratamientos son el «arsenal» con el que la OMS quiere acabar con la epidemia de viruela del mono.