Onicofagia es el hábito morboso de morderse (roer) o comerse en forma compulsiva las uñas de uno mismo. Las personas adoptan esta mala práctica porque atraviesan estados de ansiedad, nerviosismo, angustias, estrés o presiones.
El origen o las causas.
En la mayoría de las personas que no pueden dejar de comerse las uñas hay una alteración del sistema nervioso o desajuste emocional que puede abarcar desde casos leves y puntuales a casos crónicos y patológicos muy preocupantes.
Comerse las uñas es para muchas personas una válvula de escape a su nerviosismo (ansiedad, estrés, impaciencia, temor, etc.). De hecho muchas personas también resuelven esta situación de “nervios” de manera similar (fumando, comiendo más o tomando más dulces, bebiendo alcohol, etc.). En el fondo se trata de llevarse algo a la boca.
Casi todo el mundo se ha comido las uñas alguna vez pero lo preocupante es cuando ese “impulso” dura años o las uñas llegan a comerse de tal manera que se convierte en una autoagresión. En estos casos puede indicar conflictos más importantes (traumas familiares, maltratos, celos, humillaciones, etc.) que suelen afectar a la autoestima.
Las consecuencias.
La onicofagia produce desgaste en los dientes y daño en el esmalte por el repiqueteo constante de un incisivo contra el otro al morderse las uñas, lo que conlleva a un problema estético ya que las piezas dentales lucen recortadas, eventualmente puede ocurrir la caída de las piezas dentales y úlceras en las encías. Todo esto es causado por los picos puntiagudos de las uñas que pueden estar contaminados. Además, en las manos se producen pequeñas heridas y, al quedar una superficie abierta y sangrante, es una puerta de entrada para las bacterias que pueden provocar infecciones en la matriz de las uñas.
En cuanto a las consecuencias emocionales, si como hemos dicho antes, comerse las uñas puede indicar preocupación, nerviosismo o algún problema emocional cuando la persona es consciente de que no puede evitar comerse las uñas aún se siente peor. Baja su autoestima porque sabe que no puede controlar ese impulso y cada vez que se las ve es consciente de su falta de control sobre si mismo. Eso retroalimenta la angustia con lo cual a la persona aún le es más complicado dejar de comerse las uñas.
Los casos más graves (hay gente a la que sólo se le ve media uña) son bastante evidentes y la propia persona te dice que en las entrevistas de trabajo cuando ven sus dedos, de forma inconsciente o no, puede ver la cara de disgusto o rechazo en la persona que selecciona. Aunque parezca una tontería puede ser un factor determinante a la hora de elegir a una persona o a otra (en igualdad de condiciones).
Hemos de pensar que las manos no se pueden esconder (al menos mucho rato) ya que son parte básica de nuestra forma de comunicarnos. Cuando hablamos acompañamos el lenguaje hablado de multitud de gestos. Además comemos con ellas, trabajamos, estrechamos las manos, decimos adiós, tomamos las manos de nuestra pareja, acariciamos, etc. No podemos estar todo el día intentando no mostrar las manos o intentar que no se fijen en ellas. Eso crea más estrés lo que hace… que nos comamos más las uñas.
Como podemos ver dejar de comerse las uñas puede reportarnos muchos beneficios a nivel de autoestima y en nuestras relaciones personales.
La alerta:
El morderse las uñas puede afectar la habilidad de sujetar objetos con las manos y el sentido táctil por el dolor que se siente por la pérdida de la uña.
Unos ‘tips’ que le serán útiles
Antes de realizar un tratamiento casero o acudir a un especialista, evite en lo posible el café, té, cola o bebidas alcohólicas, ya que suelen generar más ansiedad y nerviosismo.
Hay que evitar el automatismo de comerse las uñas. Lo más importante es tomar conciencia o ver ante que situaciones concretas la persona no puede evitar comerse las uñas. Una vez localizada la situación (nervios, estrés, agobio, etc.) hemos de conseguir que la persona cambie esa asociación mental (nervios = a comerse las uñas) e intentar, momentáneamente, introducir otra asociación (mordisquear una fruta, una ramita de alguna planta medicinal, respirar profundamente, repiquetear con los dedos sobre la mesa, etc.)
Lleve una dieta variada (fruta, verdura, cereales, lácteos, carnes). Los alimentos remineralizantes (algas, levadura de cerveza, ortiga, polen, jalea real, etc.) también ayudan, ya que es posible que su problema se deba a un bajo nivel de minerales y al comerse las uñas lo que estaría buscando de forma inconsciente es un aporte de ellos.
Lávese bien las manos. Luego, sumérjalas en una tina mediana llena de agua con cuatro cucharadas de aceite de oliva, por 15 minutos. Esta mezcla ayudará a nutrir sus uñas para que crezcan sanas y no se rompan.
Después, córteselas y quítese los padrastros. Póngase una crema que contenga aloe vera, nutriente que hidrata las uñas y deja sus manos suaves. Realice esta práctica en la noche porque tendrá más tiempo para mimar a sus manos.
En la mañana, cubra los filos de las uñas con esparadrapos (color piel). Esto hará que cuando lleve sus manos a la boca no sentirá su uña sino su ‘capa protectora’ y le recordará que está bajo tratamiento para dejar este mal hábito.
Mal sabor de uñas, existen tratamientos como ciertos "esmaltes" creados a fin de detener el hábito: suelen ser simplemente un brillo de uñas pero que al llevarlo a la boca y entrar en contacto con la saliva, despide un agrio sabor que hace insoportable seguir mordiendo. Podemos buscarlos en las farmacias.
Los médicos recomiendan que recurra a ayuda profesional si su situación ha llegado al extremo de quedarse sin uñas. El especialista determinará las situaciones que provocan el comerse las uñas, para así controlar el hábito. Suele recomendar llevar un diario donde anotar las circunstancias que provocan este acto.
La Psicología tiene técnicas de modificación de conducta para su tratamiento. Con la ayuda de la psicoterapeuta y el odontólogo diseñarán un plan de modificación de conducta y aditamentos necesarios para su corrección.
No descuide las consecuencias dentales que este mal hábito puede generar como el desgaste de los dientes o problemas de mal posición dentaria a consecuencia de comerse las uñas, o las eventuales ulceras que pueden originarse en las encías. Acuda a su Odontólogo para su tratamiento odontológico.
Conclusión
Es muy importante que cuando veamos que alguien no puede dejar de comerse las uñas entendamos que eso sólo es un síntoma de que algo ocurre. Que busquemos la causa real y su posible solución. Sólo entonces la persona, casi sin darse cuenta, empezará a dejar de comerse las uñas.
publicado el 10 julio a las 01:12
Tengo Onicofagia desde siempre. Desde que tengo recuerdos. La única forma de detenerme es cuando uso mis manos para algo mas. Mi mama uso todos los remedios caseros que escucho. Chile, ajo, lodo, aceite, pellizcarme. Pero nunca me detuve.
Algo que debo aclarar. Es que nunca, nunca, me eh lastimado. Nunca eh llegado a tal grado de arrancarme piel o sangrar. Siempre que consideraba una pequeña molestia me detenía.
La onicofagia es una forma de manifestar la ansiedad. Una ansiedad conductiva de bajo nivel. En mi caso, causado por algo que ahora los científicos llaman TDAH o "Trastorno por déficit de atención con hiperactividad". El detalle es que no tenia déficit de atención. Aprendía correctamente, pero muy rápidamente. Pero no podía estar quieta. No puedo. necesito hacer mas de dos actividades a la vez para poder estar en un estado de tranquilidad. Ocupar solo uno de mis sentidos es impensable. Si veo la TV, debo comer, leer, cepillarme el pelo, cocer. Si hago tarea debo escuchar música o ver TV. Si limpio mi cuarto debo escuchar música o ver TV. No soy capaz de limitarme a una sola actividad.
Y es ahí donde entra la onicofagia. Si estoy en un lugar donde por estándares de comportamiento o modales, no puedo hacer una actividad secundaria. Como la escuela, la iglesia, una cena importante, mis piernas tiemblan, me da comezón, y me mordía las uñas.
Mi mama nunca me creyó cuando le decía que ponía mas atención cuando me mordía las uñas, a cuando no me las mordía. Tampoco me creía cuando le decía que no podía dejar de hacerlo. Si ella me regañaba por morderme las uñas, me detenía y me rascaba un brazo, un codo, lo que fuera. Si ella me regañaba por ello, entonces movía los pies, si ella me regañaba por ello, entonces aria otras decenas de actividades por las que me regañaría todo el tiempo.
Pase mi niñez, mi adolescencia y ahora el inicio de mi edad adulta con onicofagia. Y con problemas de ansiedad. La única diferencia es que ahora mi mama ya no me pellizca, ahora puedo distinguir en que lugares evitarlo.
También eh durado meses sin morderlas. Las eh tenido largas durante lapsos separados de tiempo. Pero debido a que no estoy acostumbrada a ellas. me rasguño al grado de sangrar. Se rompían y me causaban dolor.Eh vivido toda mi vida sin ellas, que me causaba mas daño con ellas.
Y aunque tengo problemas para rascarme, para despegar una estampa, raspar cosas y nunca eh tenido una lúnula. No CONOZCO una forma mejor de tratar con la ansiedad.
El único problema es que yo trago las uñas. El problema con los microbios es mi problema.
publicado el 20 mayo a las 01:34
yo solía comerme las uñas... desde los 2 años mas o menos ... ahora tengo 16 :3 ... pero, desde hace un mes no me las he mordido :D porque me pusieron brackets y con eso se me hace imposible, además que no quiero que se me vaya a caer un bracket, porque si que cuesta :$(si, los dientes por tanto morderme las uñas se me hicieron super chuecos, y aparte el diente inferior de los de enfrente se me desgastó mucho, es terrible)pero, la verdad si he visto muy buenos resultados en este periodo ... antes tenía las uñas muy frágiles... y ahora las tengo resistentes ... y aunque obviamente de tanto mordermelas(ufff ...14 años)se me deformaron... pues ya hasta las veo bonitas :3 ... me siento muy bien así :)
publicado el 05 mayo a las 21:34
hay dios mio yo me como las uñas desde que tengo 2 año y ahoratengo 15 y todavia sigo comiendo uñas y por más que quiero dejar de comer no puedo
publicado el 19 agosto a las 17:20
Mi hija se come las uñas y le cuesta mucho dejar de hacerlo.