¿Onico qué? Bueno, fuera del lenguaje técnico, se refiere al hábito de morderse las uñas de algunas personas.
Las consecuencias físicas son evidentes y pueden afectar a nuestra salud con la aparición de hongos, infecciones,...
Por otro lado, puede afectarnos psicológicamente puesto que puede minar nuestra autoestima, hacer que nos mostremos más inseguros por la apariencia que mostramos a los demás.
Es un comportamiento compulsivo que puede surgir por diversas causas que si las conocemos puede que nos ayuden a controlar y extinguir esta conducta. Entre las más comunes se encuentran las siguientes:
- Situaciones de nerviosismo, estrés. Lo utilizan para calmarse, para rebajar la ansiedad
- Cambios en la familia: nacimiento de un hermano, cambio de casa, separación...
- Pueden ser reflejo de situaciones extremas: abuso, acoso, maltrato...(Cuidado: son casos puntuales, no pensemos que si mi hijo se muerde las uñas es porque está pasando por una situación de ese tipo, puesto que habría que tener en cuenta otros factores)
- Imitación de algún familiar
- Tipo de personalidad que favorece su aparición: perfeccionistas, tímidos...
- Llamada de atención: Si el niño lo ha hecho alguna vez y le hemos regalado, puede ser que cuando quiera nuestra atención repita la conducta.
- Puede comenzar como experimentación sin más e instaurarse como un hábito que se emplea como recurso en determinadas situaciones.
A continuación os propongo pautas generales para hacerlo, pero siempre tened en cuenta que son eso, generales. Siempre recomiendo asistir a la consulta de un especialista si fuera necesario, ya que la intervención cuanto más individualizada, será más efectiva y tendrá mayor probabilidad de éxito.
Aunque este hábito lo tienen también los adultos, donde éste esta ya muy instaurado, las pautas que doy a continuación son para la etapa de infantil y primaria, para trabajar esos primeros momentos en los que comienzan a morderse las uñas.
- Dar un tiempo de margen, no decirles nada, observar sin más. En ocasiones se trata de mera exploración, puntual, que carece de importancia. Si el comportamiento continua, actuar.
- Ver cuáles son los momentos en los que se produce la conducta, para anticiparlos y darle alternativas. La mayoría de las veces son momentos ociosos, donde el niño no está haciendo nada productivo.
- Ver las situaciones que le pueden provocar ansiedad y darle los recursos necesarios para gestionarlas.
- Cuando veamos la conducta, darle un objeto, pedirle que haga algo para distraerle.
- Si sigue pasando el tiempo y no vemos mejoría, hacerle consciente de lo que está haciendo y contarle los efectos negativos en su salud de su comportamiento.
- Hacerle consciente de lo que hace y darle recursos para que cambie la conducta. Ejemplo: Le decimos al niño. "Cuando vayas a meterte el dedo en la boca o te lo hayas metido, piensa o dí "no, no, no" y sácatelo de la boca"
- Premiarle por sus avances: Ofrecerle algo que les motive mucho: a través de registro de conducta o economía de fichas. Se les dirá que si tienen una rayita blanca (lo que sobresale de la uña cuando crece) en cada una, se les premiará. Algo que suele funcionar bastante es pintarles las uñas del color que quieran. Incluso podemos hacerlo de manera progresiva, sólo pintando la uña que no está mordida, hasta que completen toda la mano.
- Hay algunos productos farmacéuticos que van dirigidos a estos casos, como líquidos que saben mal. Aunque a veces funcionen, yo más que utilizarlos para que se extinga la conducta los utilizaría, en principio, para hacer al niño consciente de la misma, ya que a veces está muy automatizada.
- El que realice deporte o actividades como el teatro, dependiendo de la personalidad de cada niño puede ayudarle a canalizar su energía de otra manera.
Espero que os haya gustado este post. En la esquina superior de la derecha tenéis el botón para votar al blog en los premios Bitácoras 2016. Queda muy poco para poder votar (10 días). Y si te gusta el blog, te ha ayudado en algún momento y crees que se merece este reconocimiento ¡vótalo!