Las Naciones Unidas denuncian que, a pesar de la apertura política, continúan las violaciones de los derechos humanos en Birmania. El relator especial de la ONU para los Derechos Humanos, Tomás Ojea Quintana, ha visitado durante cinco días un país que cuenta con más de 130 minorías étnicas. Tras su visita a las prisiones y campamentos del estado de Kachin, en el norte, donde hay 100.000 desplazados por los enfrentamientos entre el Ejército y la guerrilla, ha declarado estar preocupado por “la práctica sistemática de detenciones arbitrarias y torturas durante los interrogatorios efectuados por los militares a hombres kachin acusados de pertenecer al ejército rebelde”. Ojea denuncia también el trato vejatorio que recibe la minoría musulmana de los rohingya por parte de las autoridades y los grupos budistas en el Estado de Arakán, situado en la parte occidental del país. Según sus palabras, en esta zona que cuenta con 120.000 desplazados, los budistas impiden la entrada de ayuda médica y humanitaria a los campamentos.
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