El opositor ha perdido ya 10 kgs, va en silla de ruedas y necesita mascarilla como consecuencia de la huelga de hambre que inició el 22 de mayo pasado. La ONU denuncia además que su condición se ha agravado como consecuencia de las temperaturas del lugar donde está situada la prisión en la que se encuentra detenido. Además, también ha pedido que todos los presos políticos puedan ser atendidos por un médico a su elección.
Maduro sabe que no le va a pasar nada, así que la entrará por un oído, le saldrá por otro y los detenidos seguirán sin atención médica. Con negar que son presos políticos, se acaban sus problemas.