—Lo
que me proponen es una barbaridad. No se puede hacer una intervención
de ese tipo por teléfono. Vamos, ninguna de las dos, para ser más
exactos ¿Se han vuelto ustedes locos?
—Mire,
matasanos. No hay tiempo para ir a buscarle porque Vasile se nos va.
Así que colabore si no quiere que esos amigos que están con usted
le amplíen el boquete del culo con la pistola. ¿Estamos? Pues,
hala, sea usted bueno y colabore. ¡Venga, empecemos ya!
—Bueno,
parece que no tengo mucho donde elegir. Para empezar, mándenme un
par de fotos por whatsapp para ver cómo está la herida.
—Hecho.
Se las mando ya mismo.
—Lo
segundo, limpien un poco la zona del balazo. Hay que desinfectar. Por
allí habrá betadine, gasas, agua oxigenada o algo que ayude ¿no?
Pregunten al personal del dispensario ese.
—Sí,
ya les hemos preguntado, parece que de eso hay algo. Ya le mando las
fotos.
—Vale.
Espere, que dice uno de sus hombres que me ponga al otro teléfono.
—¿Oiga?
Le habla Marcel, el especialista en cajas de seguridad, el que tenía
que estar ocupando su lugar. Mire en el despacho que está si hay
algún cuadro horrible en la pared.
—Sí,
hay uno.
—Mire
detrás, a ver si está la caja.
—Sí,
en efecto, está detrás de ese cuadro horrible —el doctor tiene un
teléfono pegado en cada oreja y habla indistintamente por uno y por
otro, manteniendo dos conversaciones a la vez de forma alterna. Como
ha de tener las manos disponibles para otros menesteres, los aparatos
los sujetan los dos esbirros.
Cuadro horrible del despacho
”A
ver, deje que vea esas fotos… Tiene mal aspecto esa herida. Aunque,
por el agujero, parece que se ha hecho con una bala de pequeño
calibre. El destrozo no será excesivo. Tiene que localizar un
bisturí sin usar. Venga… ¿Cómo dice? Ah, sí, que abra la puerta
de la caja y posicione la rueda en el cero. ¿Y luego? …Luego haga
un corte vertical que agrande un poco el agujero que ha hecho el
proyectil. Necesitará gasas para limpiar la sangre. Mantengan
presionada la zona del brazo que está entre la herida y el corazón.
Se trata de evitar que sangre en exceso… No, no tiene llave, solo
la rueda y una especie de tirador para abrir… Una vez abierta
necesitaría unas pinzas esterilizadas. Me refiero a la herida, no a
la caja. ¿Las tiene? … Sí, sí, posiciono la rueda en cero. Ya
está… Se tiene que ayudar de algo que haga palanca o tope para
impedir que la bala se mueva y así pueda extraerse mejor. Algo fino
y, a ser posible, esterilizado… No, un bolígrafo no vale. No sea
animal… No, no tengo ninguna palanqueta, solo veo una maldita rueda
llena de números. ¿Cómo voy a tener yo una palanqueta? …
Introduzca las pinzas con mucho cuidado pero sin que le tiemble el
pulso. Es tan solo una cuestión de habilidad… Me dice usted que
gire suavemente la muñeca hacia la derecha sin soltar la rueda. Ya
lo hago… Usted gire también la mano que lleva la pinza, como
intentando abrirse camino, en tirabuzón, la técnica del tornillo,
pero poco. No es conveniente pasarse para no hacer desgarros
innecesarios… ¿Un fonendoscopio? ¿Cómo voy a tener yo eso aquí
si me han sacado de casa casi en pijama? … ¿Que pegue la oreja a
la puerta de la caja? Sí, ya le he entendido. Creo que es para
identificar un ruido distinto a los demás, según voy girando la
rueda… ¿Dice que ya la tiene localizada? Yo también creo que ya
lo tengo localizado. Se ha oído como un “crock”, como si la
rueda encajara en un sitio diferente después de pasar por otros
haciendo “crick crick”. En efecto. Hubo suerte. Ya está abierta
la puerta de la caja… ¿Ya dio con la bala? Extráigala con
cuidado. Ahora tenemos una caja abierta y una herida también
abierta. Necesitarían darle unos puntos. No, a la caja no, a la
herida de su amigo. ¡Ah! Que ya se encargan los del dispensario…
Sí, esto ya está terminado. Sus hombres han guardado el dinero en
la bolsa. Me dicen que le diga que ya vamos todos para allá.
Y
se dispusieron a salir por donde entraron; pero no contaban con que
en la puerta, a escasos metros, les esperaban dos dotaciones de la
policía del distrito quienes les apuntaban con sus armas.
Noticia local de última hora: Conocido médico implicado en un robo. El célebre cirujano Luis Navarro ha sido detenido junto a dos de sus presuntos compinches en una operación llevada a cabo por la policía del distrito de esta localidad. Al parecer, el famoso cirujano, experto en abrir órganos con su bisturí, se ha venido especializando en los últimos tiempos en abrir también cajas de seguridad de algunas empresas a las que han venido saqueando últimamente. El caso ha sido puesto a disposición de los tribunales de justicia. Y blablablá.
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