Revista Cultura y Ocio

La Operación Bagration : Los rusos se hacen imparables

Por Joaquintoledo

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Luego del desastre de Estalingrado, las tropas nazis comenzaron un lento y penoso camino de retorno a su patria, mientras los soviéticos, que antes habían sido tremendamente vapuleados, fueron ganando terreno. Si bien Estalingrado no fue la total caída, pues el enemigo aún era demasiado fuerte, (sólo toda la campaña de 1943 hizo efectos verdaderos, que tiene a la batalla de Kursk como el punto más trágico para los nazis), de ahí en más los rusos se dedicaron a empujar y desgastar a los alemanes en su camino de regreso a Berlín, especialmente a los del ejército del centro y del sur.

A propósito de este último grupo, luego de la liberación de Kiev y Crimea, que representó para ellos un duro golpe, el grupo de ejércitos del centro alemán había quedado seriamente desprotegido de su flanco derecho. El grupo de ejércitos del sur había demostrado tener buenos contendientes, pues antes de Estalingrado había sido el conjunto que más victorias había obtenido. Ahora bien, antes esta situación, Stalin y la STAVSKA, planearon el siguiente golpe.

A mediados de 1944 con la evidente debilidad,  casi inexistencia, de los ejércitos nazis al sur, estaba claro que el próximo golpe se daría definitivamente contra los ejércitos del centro. Esta vez el líder soviético y sus cercanos fueron más cautelosos, luego que la Operación Marte del invierno de 1942-43 había resultado costosa pues los ejércitos del centro no sufrieron muchas pérdidas ni tampoco se había podido recuperar Smolensko. Entonces la STAVSKA preparaba un nuevo ataque, esta vez, con los ejércitos nazis del sur mermados y prácticamente aniquilados, se debía lanzar un nuevo y contundente ataque que acabe con todas las líneas centrales nazis de una vez por todas.

Para ello los rusos utilizaron su inteligencia y todos los medios a su alcance para hacer creer al enemigo de que la ofensiva se retardaría o que no se llevaría a cabo. Entonces se realizó el llamado tráfico de señales, llamadas que sólo comunicaban mentiras, haciendo que los nazis se desorienten por completo con respecto al objetivo que se atacaría realmente.

El punto más alto de este embaucamiento fue el de hacerle creer a los alemanes que el ataque principal se llevaría a cabo en Ucrania, a través del despliegue de al menos seis ejércitos blindados, lo cual hizo que los alemanes también desplegarán sus respectivas fuerzas. Los soviéticos a diferencia de sus enemigos, podían desplegar las unidades que quisieran a esa altura de la guerra pues ciertamente les sobraban, así como sus recursos, los cuales eran también casi ilimitados, los nazis en cambio no podían darse tal lujo. A esto se le llamó engaño estratégico o maskirovka, que quiere decir camuflaje, engaño, ocultar algo, entre otras acepciones.


Una fecha inolvidable

Para mediados de 1944 el frente oriental tenía una forma de S invertida. Con sus dos respectivos salientes en el frente, el del sur pertenecía a los rusos y el del norte a los alemanes, y era allí donde había que atacar pues ya se contaba con los recursos y la URSS era superior a Alemania como no lo fue antes en toda la guerra. Ese saliente que poseían los alemanes y que constituía el centro de todo el frente ruso, era denominada Rusia Blanca, el cual debía ser arrebatado de una vez por todas a los nazis, pues desde allí controlaban el camino a Varsovia, Prusia oriental, así como también resguardaban a los ejércitos del norte por su lado sur. Por supuesto, los ejércitos del centro que ocupaban la Rusia Blanca también eran un peligro para cualquier intento de los soviéticos de penetrar por el sur y seguir hasta Hungría y los Balcanes. Una vez arrollados los ejércitos del centro, se tendría vía libre a Polonia y una ruta más sencilla para llegar a Alemania. Los alemanes fortificaron sus posiciones en algunos puntos con esmero y en otros descuidándolos bastante.

Su servicio de inteligencia, a propósito, si bien reconoció gran movimiento de soviéticos en el frente, no llegó a dar una alarma para prevenir el ataque.
Sarcásticamente este dio inicio el 22 de junio de 1944, es decir, tres años después de que la Alemania nazi entrara en guerra con la URSS. Obviamente el odio con el que los soviéticos arremetían no era para nada despreciable  y eso quedaría patente en el campo de batalla pues casi todos los combates que a continuación se librarían, serían brutales. La operación enfrentó a unos 1,254,000 de soviéticos acompañados de 4 mil tanques e innumerables piezas de artillería, casi unas 29 mil, así como 5300 aviones. Los alemanes desplegaron 1.200.000, sin embargo,  no todos ellos estuvieron en el frente para el ataque, tampoco eran tropas profesionales ni estaba en sus respectivas unidades completas. Las fuerzas eran también inferiores, nada más que 10 mil piezas de artillería, 900 tanques y 1300 aviones.


La batalla

Desde el primer momento los alemanes sintieron que el mundo se les venía encima, una potencia de fuego nunca antes vista, acompañada por los mortíferos Katiuska, rompieron las líneas en un inmenso frente que se prologaba, prácticamente, desde Estonia hasta Rumania, pues el 17 de julio de 1944 la Operación Lvo-Sandomierz dio inicio poniendo en fuga a todas las tropas alemanes restantes en Ucrania, que a propósito habían sido reforzadas casi un mes y medio antes con algunas unidades del grupo de ejércitos del centro pues el Alto Mando Alemán (OKW) creía que allí se realizaría el ataque, esto prácticamente barrió con los últimos rezagos de los ejércitos sureños, antaño teñidos de tanta gloria.

Los efectos se hicieron sentir desde el primer momento entre las filas nazis, por ejemplo los grupos del ejército del norte quedaron totalmente aislados, por aquellos momentos también estos se hallaban desesperados peleando en Curlandia y ya sin Leningrado entre sus manos. Los resultados fueron un empuje total de las líneas alemanas, los tanques rusos devastaron a los panzer, ya muy mermados, muchos tuvieron inclusive que ser abandonados debido a que no se contaba con combustible.

En la batalla de Vitebsk, cerca de la ciudad de este nombre, los alemanes perdieron 20 mil soldados y fueron hechos prisioneros otros 10 mil. Las fuerzas del frente báltico soviético siguieron hasta Dvina y luego conquistaron Lepel. En Bobruisk, para el 29 de junio se hacen otros 24 mil prisioneros, y así en toda la línea del frente las unidades alemanas de contraataque eran rechazadas una y otra vez. En los primeros seis días de la campaña, las fuerzas rusas llegaron a avanzar unos 100 a 150 km. Algunas unidades se colocaron a tan sólo 100 km de Minsk, mientras que en el bando alemán el general Busch fue sustituido por Model al mando del grupo de los ejércitos del centro. Los rusos desbarataron las unidades germanas, y ningún nazi podía ya mantener el control sobre las tropas, mientras los rusos se cernían sobre la importante ciudad de Minsk mediante un cerco, gran cantidad de alemanes no pudo escapar, mientras tanto la línea del frente retrocedía cada vez más y más hacia el oeste.

Al ingresar en la ciudad de Minsk los rusos se dieron con una paisaje pos-apocalíptico, casi todo estaba en ruinas, especialmente los edificios de negocios o académicos. Mientras al oeste de la ciudad se completaba el cerco y casi 100 mil alemanes quedan dentro de éste. Fueron necesarios diez días para vencer toda resistencia, donde los nazis tuvieron unos 70 mil muertos, todos los demás fueron hechos prisioneros. El 17 de julio se hizo desfilar en Moscú a unos 57 mil alemanes capturados allí y en otras partes del frente. Mucho tiempo habían soñado estos recorrer las calles de dicha ciudad pero como vencedores no como vencidos.

Después de esta importante derrota el grupo de ejércitos del centro perdió casi toda su fuerza combativa, los alemanes a duras penas defendían algunas líneas férreas del frente, los rusos no les dieron tiempo para organizar uno nuevo y continuaron presionando. En otras partes del frente, como por ejemplo en Vilna se hicieron prisioneros a 15 mil alemanes más. El único logro de los nazis fue en la parte norte del frente donde se enviaron dos divisiones Panzer las cuales llegaron a reconquistar los terrenos alrededor de la costa del Golfo de Riga, aunque fue una franja delgada, permitió seguir manteniendo contacto con los Grupos del Ejército Norte. En su afán de organizarse a través del Vístula los alemanes retrocedieron, al final Lublin cayó en manos soviéticas el 23 de julio y Brest-Litovsk el 28.

Las tropas hitlerianas estaban en graves aprietos por entonces, además el éxito de la operación, hasta puso en peligro a las propias líneas rusas, es decir, a que quedaran desabastecidas por la profundidad con la que penetraron en todo el frente germano. Como si fuera poco los soviéticos llegaron a las puertas de Varsovia a finales de julio y en agosto a los Balcanes, mientras los nazis se batían en una dolorosa retirada.

Respecto a lo de Varsovia no deja de haber controversia, pues los polacos justo se alzaron en la capital, a la espera del empuje definitivo de los soviéticos, pero estos se limitaron a hacerles llegar una modesta ayuda. ¿Tenían miedo de desabastecerse o simplemente a dejar que los polacos se desangren para ablandar a los nazis? Probablemente nunca se sepa la verdad respecto a ello, sea como sea, los soviéticos ya habían derrotado y aniquilado a los alemanes en muchos frentes. La suma de prisioneros se incrementaba día a día, mientras Hitler, desesperado movilizaba unidades inexistentes y creía aún en la victoria. Sin embargo hay que entender el contexto, y desde junio, los alemanes habían desplegado algunas unidades al frente occidental a causa del desembarco de Normandía.

Las consecuencias de la operación
Los soviéticos, estando frente a Varsovia y habiendo ingresado a los Balcanes dieron concluida la operación a mediados de agosto, había sido un éxito rotundo. Los ejércitos del centro nazi habían prácticamente dejado de existir. Los germanos sumaron las siguientes pérdidas: 250 mil muertos, 15 mil heridos y 120 mil prisioneros. Un absoluto desastre. Los soviéticos tuvieron alrededor de 60 mil muertos, 110 mil heridos y 8 mil desaparecidos. En cuanto a los tanques, los nazis tuvieron pérdidas de 1000 blindados y 2000 de todos los tipos. Lo soviéticos perdieron la cifra, alta por cierto, de 2957 tanques, 2447 piezas de artillería y unos 822 aviones. En tan poco tiempo los soviéticos habían demostrado que la gloria de los nazis era ya historia, su ataque había sido tan feroz y determinante, siempre claro apoyado por la ventaja numérica y de equipo, que habían conseguido una superioridad como nunca antes en la guerra se había llevado sobre el enemigo.

Escrito porJoaquín Toledo, especialista en historia del mundo, historia antigua y  con amplia experiencia en investigaciones sobre conflictos bélicos.


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