La oposición

El jueves finalmente, el PSOE vota en contra de las reformas anunciadas por el gobierno. Los socialistas se instalaron en el «no» pese a que el ministro de Economía, Luis de Guindos, les pidió que reconsideraran su rechazo a un texto que aumenta la capacidad de control de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, crea el llamado «banco malo» y limita la retribución de directivos de bancos. También votaron en contra del plan para prorrogar la ayuda de 400 euros a los parados de larga duración.

Rubalcaba más que girar a la izquierda (hubiese sido perfectamente posible votar a favor de ciertas medidas sociales aclarando que se encuentran insuficientes o que no cubrirán las necesidades reales de la gente) lo hace en contra del gobierno que para eso es oposición. La lectura de este tipo de decisiones ha de hacerse el clave electoralista: Por un lado, frena el ataque frontal de Tomás Gómez a quien Madrid se le queda pequeño y además lo tiene ocupado por Dª Esperanza, y por otro mueve las bases de sus votantes con una política más populista que provoque la aprobación de quienes más que fieles seguidores del socialismo, están contra todo lo que signifique derecha o liberal.

Tristemente, estoy seguro de que el partido popular hubiese hecho lo mismo en caso de encontrarse en la oposición.

De donde se deduce, como señalábamos en este mismo espacio en ocasiones anteriores, que los políticos han pasado definitivamente, a ser parte del problema en vez de parte de la solución.