Parece que está pasando desapercibida la noticia que da isanidad.com: La Organización Mundial del Comercio suspende las patentes de vacunas Covid. Su difusión dista muchíiiisimo de emular la de la aparición de estas vacunas.
Cuentan desde la redacción de la citada publicación sanitaria que la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha tomado la decisión de suspender las patentes de los laboratorios que han desarrollado las vacunas para el Covid.
Este pacto permite a los países en vías de desarrollo fabricar durante cinco años las vacunas sin pagar derechos de propiedad.
El acuerdo «sin precedentes» ha sido acordado por los 164 países de la OMC.
La propuesta ha tardado casi dos años en aprobarse, desde que India y Sudáfrica solicitaran en octubre de 2020 la exención de la propiedad industrial.
Esta exención afectaba inicialmente a vacunas, tratamientos y equipos médicos para la lucha contra el coronavirus, pero finalmente sólo se refiere a las vacunas.
Los 164 miembros de la Organización permiten así a los países menos pudientes fabricar durante cinco años las vacunas Covid sin pagar derechos de propiedad.
La decisión de la OMC sobre las vacunas Covid incluye suspender las patentes de la tecnología del ARN mensajero. Ésta es una novedad científica que lleva décadas estudiándose porque no contienen ningún virus vivo y, por tanto,
no pueden provocar una infección por el virus que causa el Covid», explican desde el diario.
La industria famacéutica está enfadada con la decisión. La Federación Internacional de la Industria Farmacéutica -a la que pertenece el principal lobby de este conglomerado en España, Farmaindustria– dice que es erróneo que la propiedad intelectual sea un obstáculo para la respuesta a la pandemia.
Piensan que al revés, es un elemento que permite aportar soluciones sanitarias de manera segura y rápida a los pacientes.
El sistema actual de propiedad industrial basado en patentes ha sido clave para la que la producción mundial de vacunas frente al Covid-19 haya superado ampliamente la demanda actual de dosis».
Olvidan que estas vacunas se han producido con una inmensa inversión de capital público y con una serie de privilegios difíciles de olvidar, como eximir a los fabricantes de las reclamaciones por posibles daños de sus productos, logrados en tiempo record y con menores exigencias de calidad.
O que los contratos de compra pública de esas vacunas fueran opacos, censurados.
Siempre están con el mismo rollo de que con la suspensión de patentes se envía una peligrosa señal a todos los sectores innovadores:
Desmantelar el mismo marco que ha aportado soluciones para hacer frente al Covid-19 y ha facilitado el número sin precedentes de asociaciones, licencias voluntarias e intercambio de conocimientos que han tenido lugar durante esta pandemia puede tener efectos en cadena para el futuro».
Esto son amenazas veladas. Dicen los industriales que se podría poner en riesgo la respuesta ante crisis sanitarias en el futuro.
En enero de 2021 publiqué el post Vacunas Covid: El mayor pelotazo económico de la historia de la salud pública.
En él explico con detalle, punto por punto porqué las farmacéuticas usan la excusa de las patentes para dar este (y es aplicable a otros) pelotazo.
Y termino preguntándome: ¿Qué pueden hacer los gobiernos? Y decía que lo primero es publicar los contratos con las farmacéuticas.
¿Lo segundo? Negar la patente que protege la «propiedad intelectual» de las vacunas a los laboratorios. Han conseguido ese conocimiento técnico gracias al dinero de la población, luego no tienen derecho a que su propiedad sea privada y marcar ellos los precios.
Esta fórmula de la expropiación de la patente es legal y fue aprobada en una cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en casos de emergencia sanitaria (hay que recordar que gracias a que estamos en una emergencia sanitaria las farmas han recibido todas estas prebendas, incluido el proceso acelerado de aprobación de sus fármacos).