En tanto director de la Bremer Orchestergemeinschaft desde hace más de diez años, y de diversos otros grupos a lo largo de décadas, estoy convencido de que una orquesta, un coro, y en general cualquier conjunto musical, es como un organismo viviente. En el cuerpo humano, cada órgano cumple una función vital esencial, aunque sea invisible o parezca irrelevante. De manera análoga, cada instrumento cumple una función musical esencial, aunque sea poco audible o tenga «poca prensa». En un cuerpo sano no existe tal cosa como un órgano superfluo (con la posible excepción del apéndice); y en una obra bien compuesta no existe un instrumento innecesario.
Pero hay algo más. En mi opinión, la armonía y la colaboración fluida entre los miembros de un grupo musical son tan importantes como la armonía entre las notas. Harmonia mundi non est statica nec semper consona es el título de una de mis obras y también una observación basada en la experiencia: la armonía en el mundo no es estática ni siempre consonante.
Esto significa que, entre los miembros de una orquesta, como en cualquier otra interacción humana, habrá inevitablemente conflictos menores y a veces mayores. En nuestra alegoría orquesta-cuerpo, un conflicto equivale a una disfunción orgánica o una enfermedad. Así como es impensable no contraer jamás ninguna enfermedad, es poco realista anhelar un grupo humano sin conflictos ni problemas de comunicación.
La resolución de conflictos es una habilidad que sólo podemos desarrollar cuando hay conflictos de hecho. No es posible resolver un conflicto humano como en un simulador de vuelo.
Algunos conflictos, si escalan, pueden llegar a alterar la sana «fisiología» del grupo. Prevenirlos, diagnosticarlos a tiempo, enfrentarlos (y en caso ideal resolverlos o al menos paliarlos) es, en enorme medida, parte de las tareas del director. Un líder que olvida el aspecto humano de la música no es un líder profundo.
Juan María Solare
Worpswede, 16-17 de diciembre de 2023.
Este texto surgió como contribución al libro ‘Festschrift’ por los cien años de la BDLO, Asociación Alemana de Orquestas Amateur.